lunes, 29 de noviembre de 2010

LA MUJER Y EL PODER

De los tres grandes centros del poder la mujer siempre estuvo ausente. Ni estaba ni se la esperaba, porque tenía la puerta franqueada.

1.- El poder religioso. Si en el mundo cristiano la mujer comparte poder con el varón, en el mundo católico (por lo que se ve y se oye) nada hay que hacer.
No hablamos de Papisas o cardenalas u obispas, en que ni siquiera sacerdotisas.
Las monjas (muchas de ellas buenísimas) son como las mujeres de la limpieza, devotas como ellas solas, obedientes a la autoridad como las que más, sin cuestionarse el poder, convencidas de que Dios lo quiere y que está todo bien, porque Dios lo quiere, levantando el corazón a Dios pidiéndole por la paz, porque desaparezca el hambre en el mundo, muchas de ellas cuidando enfermos,…
De los frailes, enclaustrados en sus conventos, muchos de ellos dedicados a la enseñanza, pero sin aspiraciones a liderazgos.
Algunas Órdenes Religiosas Masculinas introduciéndose en la cocina del Vaticano, interviniendo/queriendo intervenir con su ideario en la consecución de puestos de relevancia social y civil … pero sin cuestionar la jerarquía, porque sería cuestionar a Dios y al Espíritu Santo.

2.- El poder militar. Nunca, jamás la mujer ha tenido que ver con el ejército, a no ser en la retaguardia durante conflictos bélicos, preocupándose de la ropa, de la comida, de las heridas, … Pero ¿Generalas, Coronelas, Capitanas,….? No. Nunca.
El caso de Juana de Arco es un caso psicológico a estudiar pero que, a fin de cuentas, era para entronizar a un rey, no para asumir ella el poder.
La fisiología femenina y la fuerza bruta debilitada, nunca cuestionadas, eran barreras infranqueables.
Actualmente, en los ejércitos, están entrando en escalones inferiores. Confiemos en que demuestren su valía, en tiempos en que es la tecnología y no la fuerza muscular la que sostiene y alimenta a los ejércitos.

3.- El poder intelectual. Tiempos hubo en que las mujeres sólo eran las limpiadoras de los Centros de Enseñanza y, sólo algunas, administrativas. La Universidad y los Centros de Investigación se han abierto a la competitividad, porque el cerebro nada tiene que ver con la fisiología. Es donde están compitiendo, en buena lid, y ganando muchas batallas. Rectoras y Catedráticas, cada vez más.

4.- El poder político, que siempre ha estado en manos masculinas, sólo por deferencia o por cuotas o por discriminación positiva o por paridad están presentes. Muchas de ellas demostrando no ser peor que los varones o tan buenos o mejores que ellos. Pero los corsés de los partidos obstaculizan el poder mostrar sus valías personales.

5.- El poder económico. Casi siempre la mujer fue la única administradora del salario que el varón, con su trabajo fuera de la casa, aportaba a la familia. Pero una cosa es administrar el dinero propio y otra participar e intervenir, tomar decisiones con dineros ajenos. Directoras de sucursales sí, pero en los Consejos de Administración de la Banca, en los Centros de Poder, la desproporción varón/mujer es manifiesta.

Esperamos y deseamos que el sexo de las personas no intervenga en el acceso a los poderes.
El sexo es una característica humana y no un mérito o un demérito personal.
Todos nacemos sexuados, o varones o mujeres, pero no nacemos merecedores de….Los “méritos” hay que “merecerlos” y, para merecerlos hay que “ganarlos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario