jueves, 24 de marzo de 2011

ORIENTE Y OCCIDENTE.

“Hay que tomarse las cosas con “filosofía”.
“Déjate de “filosofías”
“Es un filósofo”.

La primera sentencia entiende por “filosofía” una “forma de vida”. Es una consideración ética y pragmática de la filosofía. Ante lo irremediable maligno (tras haber intentado remediarlo) hay que aceptarlo, asumirlo, cargar con ello y seguir adelante, sin darle más importancia. Rememorarlo y lamentarlo constantemente, es un perjuicio.

La segunda sentencia considera la “filosofía” como algo puramente teórico, abstracto, alejado y ajeno a la realidad, algo que concierne a la pura imaginación.

La tercera sentencia es la que considera la “filosofía” como el análisis racional, como conocimiento, como búsqueda de causas, de qué es lo que ocurre y por qué ocurre.

La primera es propia de Oriente. La Tercera es la nuestra, la Occidental. La que va a desembocar en la ciencia y la tecnología. La que nos va a llevar a conocer el universo y a poner un hombre en la luna.

Oriente es más intimista, buscará la felicidad en su interior, el secreto de la misma no hay que buscarlo fuera, habita “in interiore homine”, allí está cubierta, tapada y ha que descubrirla, hay que destaparla. “Noli foras ire” – diría el mismo San Agustín (aunque era Romano). La meditación es el camino.

Occidente, en cambio, entendemos la felicidad como posesión de cosas que satisfagan nuestras necesidades, que rellenen nuestros estados carenciales.

Mientras Oriente apuesta por el “ser”, Occidente lo hace por el “tener”.

Para Oriente, la “energía” está en el interior y viene del interior, por eso, ante un problema interno recurren a la meditación, a la concentración.
Para Occidente, la “energía” nos tiene que venir de fuera, por eso, ante un problema interno, recurrimos al médico, a las pastillas, a las vitaminas,..
Al “misticismo” y la “quietud” de Oriente, oponemos la “ciencia”, el “productivismo”, la “acción” en Occidente.

Cuando ocurre una fuga de “energía” y ésta se debilita, por temores, por preocupaciones, por remordimientos, por ansiedad, por depresión... y nos sentimos cansados, agotados, fatigados,.. la manera de compensar esa pérdida es distinta.
Oriente recurre al pozo interior, desnudándose de esas “energías negativas” que merman su vitalidad.
Occidente va a la farmacia con recetas para medicamentos. Toma medicinas.

Los estudios del hijo, la hipoteca, el darle vueltas al coco constantemente, sin parar,… es muy típico nuestro.
Eso mismo no le afectaría a un oriental.

Toda la energía no consumida, la mal consumida, la despilfarrada,.. se vuelve contra nosotros.

Incluso los generadores de energía son distintos. Nosotros haríamos ejercicio físico, incluso a ritmo de música rápida, ellos, se quedarían quietos y concentrados, en la postura de flor de loto. Nosotros descansaríamos más tiempo pero descansaríamos mal, ellos, en cambio, necesitarían mucho menos tiempo, pero, relajados, descansarían mejor. Nosotros acudiríamos a una alimentación adecuada y equilibrada, ellos comerían sólo lo necesario, aunque no fuera suficiente.

¿Alguien ha visto a un oriental, gordo, de prisa, gritando, corriendo…? Nosotros, en cambio…

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