domingo, 26 de junio de 2011

INMORALIDAD LEGALIZADA. INSULTO A LA INTELIGENCIA

Que la clase política sea una de los principales preocupaciones de los españoles y que en vez de ser la encargada de solucionar los múltiples problemas sea un problema en sí misma y para las soluciones, esto sí que es un “atentado a la inteligencia” y no la palabra que sobra o que hace falta en un Diccionario…

“Nunca conseguí tanto con una simple abstención” (frase del portavoz del P.N.V. en el Congreso de Diputados. Frase marmórea digna de quedar inscrita en el “Diccionario de frases políticas indecentes”.

Estamos inmersos no ya en una crisis económica de caballo (que también) sino, (y lo que es peor) en una “crisis institucional”.

Las tres patas sobre las que se asienta la democracia son los “tres poderes del estado”, desde Montesquieu.

Y las tres patas están viciadas. La mesa democrática se tambalea. La sociedad lo sufre. Los políticos gobernantes miran para otro lado en lo que a ellos les afecta, al tiempo que miran intensamente a su adversario, como si fuera un enemigo y no fuera, al menos, igual de español que ellos.

Y es mi indignación cada vez más subida de tono cuando contemplo, a diario, la degradación de nuestra máxima Institución, el Estado, la columna vertebral que debería ser el soporte del cuerpo social.

Un Poder Legislativo que sólo cuenta el número de apoyos (cantidad) a un proyecto de ley, más que al contenido (calidad) de dicha ley. Y que es capaz de legislar (en Andalucía) hasta la “funcionarización (término no recogido en el Diccionario de la R.A.E. pero que todos entendemos su significado), como empleados públicos, de trabajadores de empresas en las que han ingresado sin demostrar mérito alguno (porque no considero mérito ni ser hijo/a de… ni esposo/a de… ni militante de… ni simpatizante de… ni afiliado a …)
Un poder legislativo que para sacar adelante una ley es capaz de bajarse los pantalones, poner la cama y pagar (no sabemos qué), por una “simple abstención”, porque, sólo así, sale la aritmética parlamentaria.
Unos parlamentarios chantajistas que, con “su bisagra”, abren o cierran puertas, pasando, previamente, el cazo. Y que lo dice públicamente: “nunca conseguí tanto…” y un gobierno que, habiéndolo hecho, se cabrea porque el otro lo haya dicho.
Un poder legislativo con retranca, que no prevé, que siempre llega tarde, o que ni siquiera va porque no ve la crisis y cuando la ve ya es tarde para atajarla y pararla.

Un Poder Ejecutivo de baja intensidad, comenzando por la cabeza visible, de enana talla política, que promete lo imprometible, que se desdice de lo acabado de decir. Un gobierno de mediocres, sin sentido ni miras de estado, que zigzaguea dejando pasar el tiempo, que no se detiene a sopesar las razones de los organismos superiores, sobre la endeblez de la economía o sobre la necesidad de cambiar el marco laboral y el marco financiero.
Un poder ejecutivo que anda más despistado que un gallo en un día de eclipse.

Un Poder Judicial que, no es “que sea un cachondeo” pero que es imprevisible, estando ahí la ley a aplicar.
Un Tribunal Supremo que no es supremo porque, por encima de él, hay un raro Tribunal Constitucional que puede pararle, legalmente, los pies al Tribunal Supremo sin ser de su competencia la presentación de las pruebas.
El Bildu de los cojones (como en la legislatura anterior fue el Partido Comunista (de los cojones) de las Tierras Vascas), meros testaferros de E.T,A.
¿Es verdad que de los seis componentes del Tribunal Constitucional que le enmendaron la plana al Tribunal Supremo y votaron a favor de la legalización del Bildu de los cojones, sólo uno es juez (Don Pascual Sala) y que no son jueces los otros cinco (Don Eugeni Gay, Dñª. Elisa Pérez, Dñª Adela Asúa, Don Luis Ortega y Don Pablo Pérez, mientras que de los cinco que votaron en contra de la legalización sólo uno no es juez (Don Manuel Aragón), siendo jueces los otros cuatro (Don Javier Delgado, Don Ramón Rodríguez, Don Roberto García-Calvo y Don Francisco José Hernando)?.
¿Es eso verdad?

O sea, que los No Jueces les enmiendan la plana a los jueces del Tribunal Supremo (que ya no es el supremo tribunal).

Esto, Sr. Parlamentario de I.U. Don Gaspar Llamazares, esto sí que es “un Insulto a la Inteligencia” y no si entre las 40.000 biografías, realizadas por 5.500 especialistas biógrafos, en 25 tomos que ha editado la Real Academia de la Historia, Franco era un autoritario o un totalitario.
¿Y no es un insulto a la inteligencia estar trabajando, con la que está cayendo, en el proyecto inmediato de hacer un referéndum a favor de la III República, cuando no es la Monarquía, precisamente, sino los parlamentarios, Ud. incluido, con el desprestigio que a diario siguen incrementando, uno de los principales problemas de España?.

Cuando las tres patas de la mesa democrática están viciadas, algo grave está pasando.

Es una Crisis Institucional. Y si la columna vertebral no vertebra, por estar invertebrada…. ¿qué puede ocurrirle al Cuerpo?.

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