sábado, 31 de marzo de 2012

NIETZSCHE. LA VOLUNTAD DE PODER (15)


¿A qué insensatos (locos, descerebrados), a qué mentecatos (necios, tontos, faltos de entendimiento) se les ocurrió la idea de interpretar y afirmar que la “voluntad de poder” era el deseo, el ansia, la determinación,…de mandar, de dominar, de someter, de dirigir, de esclavizar,….?

La “voluntad de poder” (tan esencial en el pensamiento de Nietzsche) no es lo que los corifeos nazis entendían, mirando a Hitler, como la voluntad de mandar, de ser un político poderoso, de dominar el mundo, de someterlo.
No es la voluntad de conquista, de búsqueda de riqueza o de autoridad.
No es la voluntad de tomar y ejercer el poder, sino “no querer sentirse debilitado, tener dominio sobre sí mismo, no conformarse con “ser”, sino aspirar a “ser más”, a “superarse”.

La voluntad de poder no es:

1.- La facultad psicológica de decidir si sí o si no, si esto o si lo otro, si se decide tras intervenir, previamente, el entendimiento o no.
2.- Ni es, simplemente, la voluntad de vivir (aunque también).
3.- Ni es la voluntad de obedecer o de someterse.
4.- Ni es la voluntad de verdad de los pensadores teóricos.
En todo ellos está la “voluntad de poder”, pero no se reduce a ninguna de ellas.

Para entender qué es la “voluntad de poder” hay que acercarse al concepto de “fuerza”.
Es “la fuerza primordial que busca, intenta, empuja, persigue,… en primer lugar, “mantenerse en el ser”, no dejar de ser.
Pero, en segundo lugar, es “no contentarse con ser “eso y así”, sino “ser más”,

Es un “ímpetu” o “impulso” que va más allá siempre, que no se detiene nunca, y siempre hace referencia a lo vital, a lo orgánico, a lo biológico.
No es “adaptación” (que también, para no dejar de ser), sino, sobre todo, “acción”, “dinámica”.
“Actuar” y “reaccionar” son expresiones de la fuerza.
Cuando las “fuerzas reactivas” triunfan sobre las “fuerzas activas” entramos en el “nihilismo”.

La “voluntad de poder”, pues, nada tiene que ver con el “querer, consciente, del hombre de imponer su voluntad, triunfante”.
La Razón misma es una manifestación de la vida, que ha llegado, en su dinámica, hasta ahí.

Es en su madurez cuando a la “vida” la llama Nietzsche “voluntad de poder” = “la energía creadora de todos los seres”.
Toda la realidad está transida de, es fuerza que se despliega.
La “voluntad de poder” es “la voluntad constante de SUPERACIÓN” en la naturaleza entera, y también en el hombre, como voluntad creadora de valores.
Todo ser, vivo o muerto, orgánico o inorgánico, está traspasado por la “voluntad de poder”, y tiende y lucha, desde la piedra al árbol, desde el perro al hombre, no sólo de “sobre-vivir”, de “sobre-existir”, de seguir “siendo” sino, sobre todo, de no pararse, de ser más, de superarse.
Naturalmente, también los hombres, casi siempre de manera inconsciente, huimos y comemos, respiramos y descansamos, perseguimos,…no sólo para seguir vivos, sino que, también, concebimos algún bien y nos decidimos a conseguirlo, para “no perecer y vivir más y mejor”

La voluntad humana, como facultad psicológica, (ese “lejano eco de un combate ya disputado en lo profundo”) es “una” (ni la única ni la más importante) manifestación de la “voluntad de poder”
¿Qué es la evolución sino una manifestación de la “voluntad de poder”, que hace surgir la “vida” de la “no vida”, la “vida pluricelular” de la “monocelular”, la “vida humana” de la “vida animal”, y que desde el “hombre” debe impulsarlo hasta el “superhombre”, nivel superior al hombre mismo?.

¿Qué es la misma Razón, como arma o medio, sino “otra” manifestación más de la “voluntad de poder”?
Porque, si razonamos, razonamos “para algo”, para “no perecer” y para “progresar”.
La Razón está al servicio de la Vida = la Realidad Primordial”
Razonamos para detectar lo malo (y, así, poder rehuirlo) y para detectar lo bueno, y lo mejor, para apropiárnoslo.

El mundo, la realidad, es un caos, multiplicidad, diferencia, variación, muerte,… y, si utilizamos la Razón, es para ordenarlo, conocerlo y, sobre todo, dominarlo.

No Vivimos (fin) para Razonar (medio), sino que Razonamos para Vivir.
La Razón es el arma que utiliza el hombre para dominar la irracionalidad de la realidad, para unificar la multiplicidad y las diferencias (“el hombre”, cuando lo que. realmente, existen son los hombres concretos, diferentes,….).

¿Cuál es la meta de esa “voluntad de poder” que anida en el fondo de todos los seres?. ¿Existe esa meta?
¿Tiene/tuvo la evolución una “meta a la que llegar”, un “objetivo a conseguir”?.
¿Tenía que llegar desde la materia inorgánica hasta el hombre?.
¿No es el hombre un acontecimiento fortuito, que ocurrió, pero que, igualmente, podría no haber ocurrido?.
¿Existimos y somos así, por azar o por alguna mano divina que dirigía el proceso?.
¿Podríamos no haber sido o haber sido de otra manera?

De la lucha entre las “fuerzas reactivas y activas” salió lo que salió, esto, pero podría no haber salido, o haber salido de otra manera.

“El mundo es un monstruo de fuerzas, sin principio ni fin, una magnitud fija de fuerza que ni crece ni disminuye, únicamente se transforma. Destruyéndose y construyéndose constantemente, transformándose, sin meta, a no ser que exista una meta en la felicidad del círculo”.



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