miércoles, 2 de mayo de 2012

CIVILIZACIÓN MUSULMANA.- (1)


Pongamos cada cosa en su sitio (para que quepan todas).
A las aportaciones científico-tecnológicas de la civilización musulmana al raquítico acervo cultural europeo debe dársele todo el reconocimiento que se merece, no menos, pero tampoco más.
Como he escrito en varios sitios, la Europa moderna es el resultado de la Razón Griega, del Derecho Romano y de la Religión Cristiana, a lo que habría que añadirle la explosión de la Razón Ilustrada, la Dios Razón, con sus consecuencias económicas, sociales, políticas, morales, científicas y técnicas-tecnológicas del siglo XVIII.

En la Edad Media, ante el asfixiante papel de la Religión Cristiana sobre el conocimiento, sobre la sociedad, sobre la política,… sobre la vida, en general, se taponó el desarrollo greco-romano (a fin de cuentas, ¿”para qué sirve conocer todas las lenguas del mundo, si pierdes tu alma”?) y todo el agua se la llevó el molino religioso y teológico, siendo el Trivium y el Quadrivium, así como las Artes Liberales, simples prólogos o introitos a lo realmente importante: la Teología, la que nos ayudaría a conseguir la salvación eterna.

Fue en esta época, en la Edad Media, cuando hubo otras vías por las que, también, corría otro agua, el científico-tecnológico, que venía de la mano y de la cabeza del Islamismo, PERO…

En el siglo IV, bastante antes de que naciera Mahoma, un grupo de Cristianos SIRIOS había llevado a cabo un estudio riguroso de la Filosofía y de la Medicina hipocrática griegas.
A finales del siglo V, el Emperador de Oriente (Constantinopla) Zenón clausuró la Escuela de Endesa, por herética (monofisita, nestoriana), condenada en el Concilio de Calcedonia (año 451), teniendo que emigrar y trasladarse, también con su saber, a Persia (Irán).

Tras la conquista islámica, tanto de Siria como de Persia, éstas quedaron bajo el patrocinio de los ilustrados Califas de Bagdad, en la época de “Las mil y una noche” y Sherezade.

Entre el 750 y el 900 aquellos sabios sirios tradujeron Aristóteles al árabe y pusieron a disposición del mundo islámico las obras científicas y médicas de Euclides, de Arquímides, de Hipócrates, de Galeno…..
Al mismo tiempo, se importaron obras matemáticas y astronómicas de la India, al tiempo que se adoptaba la numeración árabe.

Los pensadores árabes se apresuraron a explotar el patrimonio del saber.
Primero lo Asimilaron, luego lo Desarrollaron, y, finalmente, Transmitieron todo este bagaje a Europa.

Ello fue a través de Al-kindi, Al-farabi y, sobre todo AVICENA y AVERROES.

AVICENA, un estudiante precoz, dominador de muchos campos del saber (Lógica, Matemáticas, Física, Medicina, Metafísica,…) antes de los 20 años y que, ya a esa edad, publicó una Enciclopedia sobre todos esos temas.
Destacó, sobre todo, como Médico y su Canon de Medicina sería utilizado por los médicos hasta el siglo XVII.
Los cuatro humores hipocráticos (sangre, flema, bilis y bilis negra), determinantes tanto de la salud como del carácter de las personas (sanguíneos, flemáticos, coléricos y melancólicos), según el predominio de uno de ellos sobre los demás, fueron conocidos en Europa a su través.
Su filosofía se basaba en Aristóteles, pero desarrollándolo y modificándolo.
La distinción entre “esencia” (qué es) y “existencia” (que es, que existe), lleva a la conclusión de que la 2ª no se infiere de la 1ª, siendo independientes.
La “esencia” “puede” tener existencia, pero “no tiene” por qué tenerla.

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