sábado, 9 de junio de 2012

EL APRENDIZ DE FILÓSOFO EN UNA FRUTERÍA.


Si uno manifiesta, públicamente, que es especialista en Geografía Física, o en Geografía Española, o en Geografía Económica, o en Geografía de las Poblaciones,… todos los que lo oigan saben de qué va el asunto y cuál o cuáles son los temas en que mejor se desenvuelve.
Lo mismo ocurre si alguien manifiesta que es especialista en Química Inorgánica, en Estadística, en Astronomía, en Historia Medieval, en el Arte Barroco,... todos saben de qué estamos hablando.

Pero si uno dice que es Filósofo y quienes lo oyen ven que otras 25 personas afirman, igualmente, ser filósofos y que se parecen entre sí lo que una lámpara se parece a una castaña, surge la pregunta: “Entonces, ¿qué coñ…. es la filosofía, sino “una noche en la que todos los gatos son pardos”?.

Respondo, con esto, a un correo de mi amigo Salvador.

Pero, imaginemos que alguien va por la calle y lee “FRUTERÍA”. Entra y le pide al dependiente que le dé fruta.
- ¿Qué fruta quiere Ud. que le ponga?.
- Yo quiero “fruta”. ¿No pone en el rótulo “frutería”?. Pues deme Ud. tres kilos de fruta.
- Verá, Ud, Señor. Yo puedo servirle plátanos o manzanas; o si Ud. lo desea puedo darle fresas, melón, uvas, peras,…
- ¿No puede Ud. darme, simplemente, “fruta”?.
- Verá Ud. Señor, es que “la fruta” no existe, lo que realmente existen son frutas, muy distintas, muy buenas, muy ricas, muy variadas,…

¿Se han imaginado Uds. la escena?.
Pues eso es lo que ocurre con “la filosofía”, que no existe como algo concreto, que hay “muchas y muy variadas filosofías”, o “muchas y muy distintas funciones” de la misma.

La “Fruta” es “el fruto comestible de ciertas plantas” (pero como hay tántas plantas y tan distintas, los frutos son muy variados).
La “Filosofía” es “un quehacer conceptual (los conceptos son los medios de que se vale), discursivo (es el método que emplea), racional (el instrumento del filosofar es la razón), teórico (es el conocimiento generado o resultado de filosofar), especulativo, problemático (se aplica a la comprensión de problemas y su resultado, siempre, será problemático y nunca definitivo) y reflexivo.

A partir de ahí, que es lo común a todo filosofar, salen multitud de “funciones”_

- Función “cosmovisiva” cuya finalidad es “saber”, “entender”, “comprender” tanto el cosmos como el mundo que nos rodea. No se trata tanto de “explicar”, que es una función científica (en el juego de Causa-Efecto) como en el juego de Condiciones-Resultados. A mi nunca me gustó cuando mi profesor me preguntaba por “las Causas de la Revolución Francesa”, siempre le matizaba que se trataba, más bien, de “condiciones” que la hicieron posible, pero que con esas mismas condiciones podía no haber surgido dicha Revolución Francesa o haber surgido de otra manera. Que no había una necesidad causal.

- Función “lógico-metodológica”, cuya finalidad es “examinar”, “analizar”. Lo que persigue es “hablar bien”, analizando lo que decimos y queremos decir. La filosofía sería como la escalera que te permite y te ayuda a subir pero que, una vez arriba, la escalera sobra. Ahora que ya sabemos hablar bien habrá que hablar de otras cosas, de los objetos científicos. Naturaleza del lenguaje. Origen del lenguaje. ¿Cuáles son los tipos de lenguaje?. ¿Cuáles sus características?. Funciones del lenguaje. Sintáctica, Semántica y Pragmática. ¿El lenguaje poético tiene algo que ver con el lenguaje militar o el lenguaje religioso o el lenguaje científico?. El lenguaje científico “es informativo-denotativo o es imperativo?. Cuando un científico descubre algo ¿está comunicando su descubrimiento o está diciendo: “yo he hecho esto y esto, y me ha dado esto. Ahora “Háganlo Uds” (imperativo) a ver si también les sale el mismo resultado que a mi”. Los problemas de verdad-falsedad, verdad-certeza. El error y la duda. La ciencia y la opinión. Creer, saber y conocer. Información y conocimiento. El relativismo, el dogmatismo y el escepticismo. La subjetividad, la objetividad y la intersubjetividad. Conocimiento vulgar, científico, filosófico y teológico. Sociología del conocimiento. Ciencia y tecnología. La contextualización de lo que se dice.

- Función “axiológica”, su finalidad es “valorar”, “enjuiciar”, “apreciar” adecuadamente los problemas. No confundir lo legal con lo moral, ni lo moral con lo ético. No permitir o hacer ver que ante las razones, lógicas, de mi adversario yo no puedo responder con descalificaciones morales. Que la valoración es cultural e histórica y no absoluta y eterna. Que tu valoración de un hecho es inadecuada porque se apoya en prejuicios insostenibles. Que en la escala de valores existe una jerarquía, que debe ser respetada. Que hay dilemas morales: ¿“mentir” para no “morir”? ¿o dejarse matar y no mentir?, ¿Están los preceptos éticos subordinados a los mandamientos religiosos o es al revés?. ¿Sí o no a la eutanasia?, ¿O al aborto?. La vida como proyecto. El desarrollo moral. La adquisición de valores. Las distintas teorías éticas.


- Función “hegemónica”. Como siempre se va con la razón por delante, el argumento filosófico tiene como finalidad “imponerse”, “controlar”, “dominar”. Uno puede ser físico o no; uno puede ser matemático o no; uno puede ser entomólogo o astrónomo o no, pero a lo que no se puede renunciar es a ser filósofo. Porque filosofar es razonar o, como diría Ortega, la misión de la Filosofía es salir bien parados de la situación en que nos encontramos. Universalidad y necesidad, hegemonía de la Filosofía. Porque no se trata sólo de vivir, sino de vivir bien, de darle sentido a la vida.

- Función “práctico-educativa”, a la que le he dedicado toda mi vida profesional. Ayudar a madurar a los adolescentes, cultivar en ellos el amor al saber (la filo-sofía), ayudarles en su transformación personal, con el instrumento de la razón, inculcarle el afán de superación (que el mundo es de los optimistas), que otro mundo mejor es posible. Ayudarles a que se despojen de sus prejuicios, de sus creencias mundanas. El ideal de la honradez (que incluye, pero que es superior, al de honestidad). La valoración y el respeto a las personas, (por el mero y simple hecho de ser personas toda persona es respetable y digna de respeto). Pugnar y ser intolerantes con ideas y conductas intolerables. Igualdad de varones y mujeres, a pesar de las diferencias fisiológicas, psicológicas. La no discriminación por motivos religiosos. Posibilidad, necesidad y límites de la educación. ¿A quién educar?. ¿Para qué educar?. ¿Cómo y quién educa?. Educación y diversidad cultural. Educación y conocimiento. ¿Cómo educar en un mundo globalizado?


- Función “emancipatoria”, la típica de Marx. Función práctica y pragmática de la filosofía. “Hasta el día de hoy los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, cuando de lo que se trata es de transformarlo”. Ser solidario con los más desfavorecidos. Luchar por el reconocimiento de los extraños, de su identidad y, al mismo tiempo, para hacerles ver que los Derechos Humanos son algo que deberían ser universales y necesarios, también en sus países de origen, porque favorecen la convivencia y prestigian a quienes los reconocen y los practican. Superación de los tabúes, tradicionales, que mantienen la discriminación e inferioridad de la mujer. Proponer la cultura, el conocimiento, como el mejor antídoto para salir del bache humano.

- Función “ética”. Razonar los comportamientos adecuados que más y mejor humanicen a las sociedades. El ideal de la “bondad” sobre la pobreza del “egoísmo”. El altruismo como forma de conducta. Ponerse en el lugar del otro o, como decía un antiguo alumno, “caminar con las zapatillas del otro”. Ser kantiano: ¿Desearías que “tu” comportamiento (máxima moral) se convirtiera en universal, fuera una “ley moral” y que todos se comportasen, si se encontrasen en las mismas circunstancias, como tú te portas o vas a portarte?. Practicar la recomendación de Jesús: “no quieras para otro lo que no quisieras para ti” e ir más allá, en positivo: “pórtate con él como te gustaría que él y todos se portasen contigo”. Derechos y deberes: Los Derechos Humanos. La vida en sociedad. La sociedad ética. La Ética ecológica. La globalización. Las O.N.G.s. Racismo y Xenofobia. Igualdad y diferencia. Discriminación y exclusión. Respeto a las leyes democráticas.


- Función “ideológica”. Enseñar a distinguir “ideas” de “ideologías”. Comprender que las ideologías se maman desde la niñez y que pueden ampliarse y cambiarse. Que en este mundo de cegatos “todos” necesitamos llevar puestas unas gafas. Pero que estas gafas, de distintos colores, son las que te permiten ver la realidad, pero que te obligan a verla así y no de otra manera. Que si hubieras nacido en otro lugar, en otra sociedad, en otra cultura,… tus gafas serían distintas y lo verías, todo, de distinta manera, por lo tanto, aprender a comprender a los otros, a no imponer “tus” gafas como “las” gafas. Defender el perspectivismo y el relativismo, comprenderlo y, sobre todo, respetarlo. Saber que hay ideologías que tintan mejor o peor la realidad que uno ve. La necesidad de dialogar, de negociar, de ceder, de llegar a acuerdos, sin imponer.

- Función “estética”. Aprender a “ver” antes y después de “mirar”. Ver el otro lado de las cosas. Descubrir el placer del “bien decir” y del “bien hacer”. Reconocer valores. Disfrutar de la intuición estética y de la comprensión de la obra de arte. Valorar la obra en su contexto. Encontrarle el sentido “latente” tras la “patente manifestación”. Descubrir el mensaje del artista, en su obra. Profundizar, bucear, no quedarse nadando en la superficie. Aprender a tener buen gusto. Aprender a detestar y rechazar lo burdo y lo soez. El orgasmo estético. Valorar al artista en su obra. Saber huir de “la opinión general”, dejar de ser un “Vicente” cualquiera, teniendo y perfeccionando un criterio propio.


- Función “humanitaria”. Quizá la fundamental. Su cometido es perfeccionar al hombre. Mostrarle caminos por los que puede ser más y mejor, acercarse más al súmmum de humanidad. Estimular el progreso moral y ético con un comportamiento solidario. Proponer ideales de justicia, de libertad, de democracia. Hacer ver la importancia de la puesta en práctica de los Derechos humanos, como ideal de la humanidad, y que sería bueno que todos los hombres, de todas las culturas, los pusiesen en práctica.

- Más funciones: la función problemática, que propone Rodolfo Mondolfo; la función crítica de Marx; la función gnoseológica o epistemológica de nuestro filósofo español Gustavo Bueno y su “teoría del cierre categorial”; la función sistémica de Hegel.


- Para nuestro Ortega la finalidad de la Filosofía es “saber a qué atenerse en la vida”.

- Todas estas funciones, y otras más, no son excluyentes, se solapan, muchas veces.

Un viejo filósofo griego, Epicuro, lo explicaba mejor que nadie: “Así como la Medicina tiene la finalidad de curar los cuerpos, así la Filosofía tiene como misión curar las heridas del alma”, Si la misión de la primera es prevenir y/o liberar al cuerpo de los males, la segunda debe liberar al alma de las pasiones.

Puedes encontrarte con Gustavo Bueno o con Fernando Savater o con José Antonio Marina o con Mosterín o con… Todos son y se consideran filósofos pero ¡son tan distintos y están tan distantes sus posiciones¡.

-¿“Entonces -preguntó el aprendiz de filósofo- no hay un terreno exclusivo para la filosofía?.
- Pues no. Los filósofos son paseantes que caminan por un jardín en el que hay muchos senderos, y en cada uno de ellos hay flores variadas, olores distintos. Y todos ellos aman el jardín, el jardín de la razón, pero cada uno tiene predilección por flores distintas.
.¡Qué pena¡ - dijo el aprendiz.
-¿Qué pena de qué y por qué?. ¡Qué alegría de poder tener tántas opciones de pasear¡.

Pero, junto a los filósofos, con su lupa reflexiva, también hay científicos, con su lupa cognoscitiva, también hay artistas, con su lupa estética, también hay personas del pueblo, con su lupa de conocimiento vulgar, también hay/puede haber religiosos, con su lupa de la fe, para ver al jardín como vestigio de Dios.

Nada es ajeno al campo filosófico, sino lo “no racional”, bien por exceso (lo “sobrenatural”), que desborda a la razón, bien por defecto (lo “infranatural”), que no llega a dejarse apresar por la razón.

Todos, tan distintos, pueden considerarse filósofos, cultivadores, jardineros, paseando por senderos distintos, cuidando, ocupándose y preocupándose por flores distintas.

Todos son consumidores de fruta, aunque no les guste la misma fruta.

Todos son filósofos.

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