jueves, 6 de junio de 2013

LAS LENGUAS Y LA VIDA

Es triste que las lenguas, creadas por los hombres, en el origen de los tiempos, para comunicar y comunicarse con los demás, para abrirse a los demás, ciertos políticos las manipulen para cerrarlas sobre sí mismas y sobre los ciudadanos, convirtiéndolas en barreras empobrecedoras, en vez de en vías abiertas de comunicación que, siempre, enriquecen a sus usuarios.

Y no sólo los políticos, también los padres, contribuyen a ello, a elegir por ellos en qué lengua, en exclusiva, quieren que sus hijos sean socializados y moralizados.

Como si los padres, que los han engendrado sin el consentimiento de ellos (de sus hijos), fueran sus propietarios.

Quizá por eso, uno de los objetivos de la educación y de la enseñanza escolar sea proteger a esos hijos de la influencia de sus padres.

Si el alimento corporal entra por la boca y hay distintos tipos de alimentos, el alimento del alma es a través del idioma, de la lengua.

En la cabecera del lecho nupcial debería estar colgado, en grandes letras, el poema de Khalil Gibran.


Tus hijos no son tus hijos.

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.

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