miércoles, 25 de septiembre de 2013

KENIA Y SOMALIA


(Intento aclararme yo mismo sobre los últimos acontecimientos)

MATAR EN NOMBRE DE DIOS.

Malditos sean todos los dioses, los de antes, los de ahora y los de mañana si, para seguir siendo dioses, necesitan, sedientos, la sangre de quienes no creen en ellos.

La inmadurez psicológica, unida a la cerrazón cultural, son aprovechadas por los ministros de los dioses para manipular las pocas y débiles neuronas capaces de razonar de crédulos jóvenes fanáticos.

Me imagino un atentado así el próximo sábado, el del Mater Dei, o durante una Semana Santa, en Málaga y se me congela o se me evapora la sangre.

Armados hasta los dientes y disparando a discreción al grito o a la voz de la conciencia de que “mi Dios lo quiere”.

Se llamarán y los llamarán mártires (palabra sagrada) siendo, en realidad, asesinos (no sólo homicidas).

¿Qué podemos conseguir con nuestra tolerancia para o contra los intolerantes?

¿Qué podemos conseguir, con nuestras razones, en quienes su credulidad les impide razonar?

Tengo sobre mi mesa de estudio un mapa abierto del África Oriental y con Opiniones, Editoriales, Columnas,… de los últimos días y estoy intentando aclararme sobre el atentado en un centro comercial en Nairobi, como el año pasado lo fue en el Hotel Paraíso en Mombasa, ciudad costera del sur de Kenia.

El atentado lo ha perpetrado el brazo juvenil armado Al Shabab (qué significa “la juventud” o “los chavales”) que cuenta con entre 7.000 y 9.000 milicianos somalíes, que controlan las regiones del sur de Somalia, y que se afilió a Al Qaeda en Febrero de 2.012.

Es la rama joven y más radical de los recientemente desaparecidos Tribunales Islámicos somalíes, que impusieron la Sharia, la ley islámica.

Son esos “chavales” los que vetan el acceso a sus territorios a las Agencias Humanitarias de la O.N.U. y a otras ONGs internacionales, impulsando, de esta manera la riada de refugiados que cada día llegan a los campos de refugiados de Kenia (1.300 personas diarias, según A.C.N.U.R.) en los que ya se encuentran, al menos, 380.000 somalíes.

Es notorio el importante arraigo islamista en Somalia así como la ausencia de un gobierno nacional formal desde 1.991 y que no tiene autoridad alguna sobre los “señores de la guerra” que controlan la mayoría del país y que, junto con los líderes tribales, tienen capacidad para cobrar impuestos (lo que no consigue ese gobierno (¿) central).

Decir “Somalia” es decir “anarquía”, “caos”.

Es una nación sin estado en la que la escasez capea a sus anchas.

Ante el peligro del terrorismo somalí, Kenia, en el 2.011, en una operación militar, creó un cordón sanitario, una zona de seguridad de unos 100 kilómetros en la frontera con Somalia.

Esta ocupación de tropas de Kenia en territorio somalí es la causa, alegada por Al  Shabab, para llevar a cabo el atentado, para que el ejército de Kenia abandone esa zona de seguridad.

Porque, como todos sabemos, quizá la mejor forma de llamar la atención es “la socialización del terror”.

SOMALIA, en el cuerno de África, ocupa una situación estratégica, pero no es que tenga, internamente un problema, es una nación problemática.

Las continuas guerras civiles, la ausencia de un verdadero gobierno, la inseguridad, el vandalismo, la piratería, parte del territorio no controlado y en manos de grupos,….hacen que la que podría ser un destino turístico ideal es, desde hace años, una zona peligrosa por tierra, hasta para el voluntariado de las ONGs humanitarias, con los terroristas y los secuestradores buscadores de rescates, y por mar, con la piratería (ídem de ídem).

Además el islamismo radical que profesan, obligando a las mujeres a llevar vestidos largos fuera de la playa y han reducido a la nación a un auténtico campo de ruinas, sin hablar de la sequía y de las hambrunas.

Decir “Somalia” a un español es venirle a la mente el secuestro de algunos barcos pesqueros y el de las dos cooperantes españolas, secuestradas por las milicias radicales islamizadas de Al Shabab.

Su tasa de alfabetización es del 38% y el PIB apenas llega a 600 dólares “per capita”

KENIA es lo opuesto. Su tasa de alfabetización es del 87% y el PIB llega a los 1.700 dólares “per capita”.

El turismo ha crecido en los últimos años hasta ser una de las principales fuentes de divisas extranjeras, llegando a ser el 63% del PIB. por sus playas y sus reservas de caza, además de sus exportaciones de flores, de té y de café.

Y como si hubiera venido un dios a visitarla, hace tan sólo unos días, han sido descubiertos dos grandes acuíferos que garantizan agua al menos durante 70 años.

Decir a un español “Kenia” es venirles a la mente los atletas de media y larga distancia.

(Si estoy equivocado me gustaría salir del error).

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