domingo, 1 de septiembre de 2013

LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA (4)


 
Y lo mismo que ocurre con la moral ocurre con Dios.

El “teísmo” sustituido por el “deísmo”.

Newton no era irreligioso pero podía explorar, “causalmente”, el funcionamiento del mundo sin necesidad de textos revelados escritos.

Fue la respuesta de Laplace a Napoleón: “no necesito la hipótesis Dios para explicar el funcionamiento del sistema solar, me basta con Newton”.

El “deísmo” favorece una religión científica y filosófica.

Admite una Inteligencia Suprema que pone en marcha con leyes eternas y siempre iguales el mecanismo gigantesco del universo y, a partir de aquí, a investigar y descubrir esas leyes.

¿Qué es un milagro (como cese de una ley natural) sino admitir la imperfección de Dios, que tiene que revisar y mejorar su primigenio plan?

¿Oraciones para que Dios haga un milagro? (¡qué bien lo refleja Voltaire ante el pajarito muerto que una monja lleva en su mano y que está pidiéndole a Dios que lo resucite¡)

¿Sería este Dios del “deísmo” un Dios ocioso e indiferente como argumentaban los teólogos tradicionales?

Habría, sin embargo, frailes que, por defender el deísmo, se las verían con la Inquisición.

No hacen falta argumentos racionales para demostrar la existencia de Dios (tipo “vías tomistas”), basta con contemplar las maravillas de la naturaleza.

Así, Ciencia y Religión se aproximan, hasta confundirse.

Deísmo y providencialismo se excluyen.

La “historia natural” se convierte en “pedagogía religiosa”.

Desde la naturaleza hasta Dios, sin intermediarios eclesiásticos que, además, cobran.

Sólo los incapaces de pensar científicamente necesitarían de la fe.

La creación no fue “de golpe” sino que es la evolución de los seres en el tiempo (siguiendo la Historia Natural de Buffon).

El terremoto de 1.775 puso en cuestión a ese Dios providencialista en el que muchos creían, porque “si pudo y no quiso…si quiso y no puedo…”

El jansenismo en España tiene como dos vertientes:

La primigenia, que es la discusión teológica sobre la gracia divina y la libertad humana. Que se convirtió, en realidad, en una lucha de prestigio y de poder entre órdenes religiosas (agustinos, dominicos y jesuitas) para oponerse a los candidatos del otro de subida a los altares, a la autoridad de un obispo molesto, o para impedir el nombramiento de alguien de la otra orden, escarbando sobre posibles desviaciones dogmáticas.

La segunda vertiente  sería la del pueblo llano que ve cómo la Iglesia predica la pobreza, como virtud, mientras ella comete el vicio de la riqueza, cada vez más, que impone preceptos morales que ella incumple constantemente, que es materialista e interesada recaudando impuestos, dedicándose a la agricultura y al comercio, exhibiéndose en ceremonias lujosas, con demasiado boato….y, denunciando todo esto, abogan para que ella se limite a su función espiritual, que practiquen más la moral que predican y que los sacerdotes de formen intelectualmente, dejando a los laicos los asuntos mundanos.

Así que, todo aquel que critique a la Iglesia será etiquetado como “jansenista”.

La Inquisición será otro inconveniente para la modernización de España, que frenaba la libertad de espíritu y de investigación.

Esta Inquisición española era un desprestigio allende sus fronteras, al ser un aparato de represión y que descansaba, realmente, sobre una base económica, con la confiscación de los bienes de los imputados.

Hasta que no se consiguiera su abolición no podría conseguirse la emancipación religiosa.

Sólo el temor a poder ser enjuiciado atemorizaba a cualquiera, por la manera de funcionar el proceso, desde denuncias anónimas, por venganza o envidia.

Sin entrar en pormenores de la Inquisición Española (y recordar que hubo otras inquisiciones, papales, mucho antes y en muchos países europeos), decir que fue fundada en 1.478, por los Reyes Católicos, para mantener la ortodoxia católica en todos sus reinos y que estaba bajo el control directo de la monarquía (no era una institución papal) y no se abolió, definitivamente, nada menos que en 1.834, durante el reinado de Isabel II, en su minoría de edad, aunque fue firmada por su madre, la regente, María Cristina de Borbón.

Aunque la abolición ya había sido aprobada en las Cortes de Cádiz, en 1.812, por mayoría absoluta, pero que los avatares políticos posteriores impidió su puesta en práctica.

Aunque, teóricamente, como tribunal eclesiástico que era, sólo tenía competencia sobre cristianos bautizados pero, como ni en la España peninsular ni en sus territorios había libertad de cultos, la jurisdicción, de hecho, se extendía a todos los súbditos del Rey.

Y recordar, últimamente, que los tres colectivos sobre los que fundamentalmente actuó la Inquisición fueron: los judíos, los protestantes y los moriscos.

 Pero antes y después de la Inquisición Española, una Inquisición real, hubo otras Inquisiciones:

1.- Inquisición Episcopal, creada a finales del siglo XII, en Francia, para combatir la herejía albigense o cátaros.

2.- Inquisición Pontificia o Papal, que se impuso en la Edad Media, en varios reinos cristianos, en el siglo XIII. También en Aragón, aunque no en Castilla.

3.- Inquisición Española o Real, en 1.478, de la que antes ya hemos escrito y cuyas causas de la misma fueron: a.- La unidad religiosa. b.- Debilitar la oposición a los Reyes Católicos. c.- Acabar con la poderosa minoría judeo-cristiana. d.- Financiación económica, al confiscar sus bienes.

4.- Inquisición Romana, en 1.542, contra los protestantes.

5.- Inquisición portuguesa, en 1.497, contra los judíos huidos de España.

 

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