jueves, 24 de octubre de 2013

EL MITO DE JESÚS (5).


 
REVOLUCIONARIOS Y REFORMADORES.

¿Es casualidad que la Ciencia y la Técnica se concentren, en el día de hoy, en los países protestantes, que se copie, a duras penas, en los países católicos y que no exista, prácticamente, en los países musulmanes, cuyas creencias siguen estancadas en el siglo X?.

Ni siquiera en los países de religión ortodoxa. En éstos tampoco se desarrolla un equivalente a la revolución protestante, a pesar de su independencia respecto a la Iglesia Católica.

En la URSS, de religión ortodoxa, una vez eliminado el Zar las riendas del poder las toma Lenin y lo primero que hace es suprimir toda creencia religiosa, al ser contraria al materialismo, y, en tan sólo 25 años, la URSS pasa de importar tecnología a vencer a la Alemania de Hitler, paradigma del avance técnico-militar de la época, y convertirse en una primera potencia científico-tecnológica.

La ausencia de la Religión o la libre interpretación de la Biblia, facilitarán el conocimiento.

Que cada uno interprete la voluntad de Dios es lo contrario a que la cabeza principal de las religiones monoteístas, en general, es la única capaz de interpretar la verdad revelada.

Donde hay LIBERTAD hay posibilidad de INVESTIGACIÓN.

Donde no LA hay NO existe esa posibilidad.

La sentencia de Pablo de Tarso: “ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden”. Ya podría tener el don de la profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada”.

“El amor no pasa nunca. ¿El don de la profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará”

Conclusión: el amor, sólo el amor.

¿Para qué saber?, ¿para qué conocer?

Lo importante es “salvarse” y eso se consigue “amando”, “no sabiendo”

¿Para qué correr tras el conocimiento si…? Por lo tanto, así como “bienaventurados los pobres, los que tienen hambre, los sedientos,… ¿también “bienaventurados los ignorantes?. ¿Es el conocimiento un obstáculo para el “amor”?, ¿es un tiempo perdido o mal empleado el dedicado a la ciencia y a la tecnología?

Si ya en la Edad Media las Artes Liberales (el Trivium y el Quadrivium) eran la entrada a la Filosofía, y ésta era la “esclava de la Teología”, entonces la Teología era la Reina y Señora.

PERO, era la TEOLOGÍA REVELADA, porque la Teología Racional entraba en el campo de la Filosofía.

Si la Verdad, venga de donde venga, viene de Dios y Éste nos la ha revelado, en las Sagradas Escrituras, la Verdad no hay que buscarla para encontrarla, sólo hay que creerla.

¿Y qué pasa cuando la razón llega a verdades distintas y/o contrarias a lo que dicen las Sagradas Escrituras?

Pues como Dios no puede equivocarse, tiene que ser el hombre el que se ha equivocado.

La Biblia siempre será “norma negativa” del conocimiento racional. Nada, nunca, contra lo revelado. Lo no revelado puede ser estudiado, PERO…

Nos referíamos, al inicio, de la URSS.

Si Marx, materialista y ateo, pero nacido y viviendo en plena revolución industrial, que diagnostica el mal del capitalismo y pronostica su final y cómo debe actuarse para acelerar su caída y que tras el paso por la “dictadura del proletariado” y la “entrada en el socialismo” podrá llegarse a la tierra prometida del “comunismo” (“a cada uno según sus necesidades”) y cuya teoría era sólo aplicable al mundo capitalista, si hubiera levantado la cabeza en el siglo XX y hubiera visto que fue en la URSS, nación sin capitalismo, con una economía y una forma de vida de tipo medieval, se hubiera muerto del susto.

El marxismo, sin embargo, pronto desaparecerá. Y es que Marx era lamarkiano. Si Lamark explicaba el cuello largo de la jirafa a los esfuerzos de la misma para poder acceder a las hojas de los árboles, que son los esfuerzos de los seres vivos individuales los causantes de la evolución de las especies, para Marx será el esfuerzo de los obreros los que podrán causar la revolución y el cambio de paradigma (“proletarios de todos los países, uníos”).

La teoría evolucionista de Lamark era la ideal para Marx porque permitía cambiar el individuo como paso al cambio de sociedad.

Pero Marx, ni nadie de su tiempo, sabía que la media del período de mutación de una especie, lamarkianamente, era de dos millones de años.

Para Darwin, en cambio, las mutaciones eran al azar y era el medio el que determinaba, seleccionando, cribando, el éxito o el fracaso de la mutación.

El lamarkismo biológico decayó frente al darwinismo. Pero es que tampoco el lamarkismo social y moral, a la larga, daba solución al progreso.

Todos somos/tenemos que ser lamarkianos desde el mismo momento de ser concebido.

No adaptarse al ambiente del líquido amniótico del claustro materno es perecer y ser un aborto.

Incluso al abandonar el claustro materno y hacer nuestro ingreso en el claustro social, durante todo el largo período de socialización y aculturación, para poder sobrevivir socialmente debemos adaptarnos al ambiente social, cultural, moral, religioso,… Pero después… Permanecer lamarkianamente es apostar por la languidez, por el pasar la vida.

La única forma de progresar, de avanzar uno mismo y de hacer avanzar a la sociedad es ir rompiendo con ella, invistiendo las propias ropas, adornarse con valores propios preñados de futuro.

El Cristianismo, si en los principios tuvo que ser darwiniano, después eliminó y arrinconó a sus rivales, en cuanto fue considerada religión oficial. Se quedó como único protagonista de la historia, hasta que tuvo que ser tolerante, compartir el escenario y perder clientela.

Jesús, con sus discípulos y alguna mujer, era sólo una célula en el tejido judío, el primer cristianismo era una vacuna pero la Iglesia, desde la Edad Media era la metástasis.

La sociedad, posteriormente, ha ido desenganchándose de la Iglesia Católica y de todas las demás religiones.

La secularización ha terminado por instalarse entre nosotros.

Si hay un científico en la historia con el que más se haya metido la Iglesia, ese ha sido Darwin, al que hasta lo caricaturizaban representándolo como un mono.

¿Os habéis fijado que, en las botellas de Anís del Mono, el mono tiene la cara de Darwin? Hay varias teorías sobre ello.

Y es que su teoría era, en el fondo, negar la creación, de una vez, de golpe y porrazo, del hombre por Dios.

El hombre procede por evolución de especies precedentes.

Tras la lucha inicial por la supervivencia el marxismo no tiene salida.

Adaptarse al ambiente, en la madurez, es mantener el ambiente. Al revés que el darwinismo social.

La lucha de y entre los grupos sociales seleccionará a los más fuertes y capacitados, que serán los que continúen.

Jesús de Nazaret: “dad al César lo que es del César (adaptación política) y a Dios lo que es de Dios (adaptación religiosa judía)”, con la única característica, la de cambiar/reformar lo que haya que darle a Dios. Pero manteniendo tanto al César como a Dios.

Hay que mantener “el sábado” como el día dedicado a Dios, pero “no se ha hecho el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre”.

Jesús de Nazaret, como hemos dicho en entradas anteriores, no era un revolucionario, sino un reformador.

Marx, con su “lucha de clases” y, previamente, la “conciencia de clase” se apunta a lo que podríamos denominar “el buenismo”.

Si TODOS los trabajadores tuvieran conciencia de clase y la clase trabajadora luchara contra la clase empresarial, triunfaría.

Pero ese “si TODOS….” es, no lógicamente imposible, pero sí realmente inviable (la socialdemocracia alemana apostaría por la negociación y la consecución de ventajas en vez de por la lucha).

Ese “si TODOS…” era el mensaje de la vieja canción en tiempos del franquismo, ante el problema de Gibraltar.

Si TODOS los españoles fuéramos a Gibraltar todos los días y trajésemos cada uno una piedra, al cabo de no muchos días habríamos, no resuelto,  sino disuelto el problema de Gibraltar, porque ya no habría Gibraltar.

Ese “si TODOS…” no es lógicamente imposible, pero sí es, realmente, inviable.

Lo que Jesús, Lamark y Marx es algo similar a lo que hoy nos dicen por las calles algunas sectas religiosas minoritarias: Si TODOS los hombres trajéramos o pusiéramos nuestro granito de arena, entonces…

Quien vaya a la playa a retirar su granito de arena o quien vaya con su limosna a solucionar el problema del hambre en el mundo, lo único que conseguirá (que quizá no sea poco) será concienciar a esa persona y satisfacerla psicológica, moral y religiosamente.

Marx sólo lanzaba sus mensajes a los obreros de la industria…Jesús de Nazaret a sus discípulos y a algunas mujeres….Lamark a los individuos concretos.

Pero una cosa son los elementos concretos y otra, muy distinta, la estructura.

Pero “si TODOS los elementos….”

Y para cambiar las estructuras son necesarias las revoluciones.

Las evoluciones lentas, además de ser a muy largo plazo, es que muchas veces se contrarrestan

Los más capacitados no dan su esfuerzo graciosamente mientras otros puedan parasitar y vivir parásitos.

Igual que las conductas individuales no producen cambios específicos sino sólo individuales, sólo las variaciones genéticas pueden generar nuevas especies si sobreviven y se imponen en la selección ambiental.

Sólo los líderes revolucionarios pueden cambiar las estructuras sociales.

Sólo los líderes morales y religiosos pueden cambiar las estructuras morales y religiosas.

Porque, además, en la sociedad, si no hay beneficio propio y el incentivo real desaparece la sociedad se duerme.

El caso paradigmático fue la sociedad rusa marxista con sus koljoses y sovjoses.

Sin incentivos individuales el todo se estanca y se hunde.

En otro lugar de este mismo blog (3 - IX – 2.013) y con el título “Evolución biológica, social y cultural” abundo en este tema.

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