lunes, 4 de noviembre de 2013

EL MITO DE JESÚS y (14) (de momento). EL APOCALIPSIS.


También denominado “Revelación de San Juan” y que cierra el Nuevo Testamento.

A pesar de estar colocado en último lugar parece haber sido el primero, en el tiempo, antes que los Evangelios, las Cartas,…

Atribuido a San Juan. Pero ese Juan ¿es el mismo que el autor del 4º evangelio?

Más aún ¿es el cuarto evangelio obra de “el discípulo amado”?. Parece ser que no.

O sea, que el autor del 4º Evangelio, el autor del Apocalipsis y el “discípulo amado” podrían ser tres personas distintas.

Aunque se afirme que los dos textos fueron escritos en Patmos.

¿Muchos de Uds. lectores, han leído el Apocalipsis o sólo les suena a catastrofismo y a desastres?

¿Recuerdan aquellos cuentos infantiles de miedo, más bien de terror, para que los niños se durmieran y, así, no vendría el monstruo a buscarlos en la noche?

Y los niños se asustaban porque, para ellos, esos cuentos no eran cuentos sino historias verdaderas.

La historia relata lo que ha pasado (o no, y es inventado).

Pero es que el Apocalipsis es más que eso porque, teóricamente, es un libro revelado por Dios, por lo que, al ser “palabra de Dios”, es lo que ocurrirá.

Y eso es verdad para el creyente. Y lo que se afirma en él es horroroso, aunque ello ocurrirá justamente cuando vaya a llegar el fin del mundo y el juicio final y tras la muerte...

El Apocalipsis es una “historia para no dormir” y debió escribirse entre los años que murió Nerón (9 de Junio del 68-10 de Agosto del 70), días en que los romanos destruyeron el templo de Jerusalén.

El contenido del libro es una narración de amenazas para los ya convencidos y para que no se descuiden, así como captar a los no convencidos, a los no creyentes.

En realidad el Apocalipsis comienza donde termina el profeta Daniel (muerto el año 165 a.C.), con el intermedio de Zacarías (muerto el 51 a.C.), aunque bastante antes que Daniel estuvo Ezequiel  (muerto el 574-572 a.C.).

El Apocalipsis debe ser obra de un antiguo  judío que lo escribió para atemorizar al pueblo mediante sus extravagantes profecías, acusaciones y condenas, como también por sus grotescas, imaginarias, desbordantes y bárbaras fantasías.

El lenguaje que se usa es típicamente rosacruciano y su estilo, profético, semeja un jeroglífico.

Pero lo cierto es que el llamado “Apocalipsis sinóptico” (el que aparece en Marco (13, 5-37), Mateo (24, 4-25 y 46) y Lucas (21, 8-369) está sacado del Apocalipsis genuino, que fue escrito antes.

Su primera parte está compuesto de Cartas a las siete Iglesias de Asia (Patmos es un isla que pertenece a Asia Menor).

En la segunda parte ya aparece “la apertura de los siete sellos”.

En la cuarta parte es donde aparecen “las bestias” y el número 666.

En la quinta parte aparecen las “siete copas de la ira de Dios” y cuando cada uno de los siete ángeles va derramando su copa sobre la tierra, el mar, ríos y fuentes, el sol, el trono de la bestia, el río Éufrates y el aire. Todos son catástrofes.

Así que, cuando veáis guerras, hambrunas, plagas, terremotos, pestes, desolación,….. y la aparición de falsos Cristos y profetas. “no os dejéis engañar” y “estad preparados porque el fin del mundo está al llegar y, con él, el juicio final. Y solo los que estén preparados serán salvos y eternamente felices….”

Todos estaban convencidos de que el final estaba cerca y había que estar preparados (como el miedo que se le mete a los niños)

Pero fue Ezequiel (siglo VI a.C.) quien introdujo ese estilo visionario, a fin de producir un mayor efecto.

         “Y miré, y he aquí un viento tempestuoso que venía del aquilón, una gran nube, con un fuego envolvente, y en torno suyo un resplandor, y en medio del fuego una cosa que tenía el color del ámbar. Y en el centro de ella se veía la figura de cuatro seres vivientes. Y he aquí su aspecto: tenían la semejanza de hombres. Y cada uno tenía cuatro rostros y cuatro alas. Y sus pies eran derechos. Y la planta de sus pies era como la planta del pie de un becerro: y resplandecían a semejanza del bronce muy bruñido… En cuanto a la apariencia de sus rostros, los cuatro tenían rostros de hombre, y el rostro de león en la parte derecha; y en la izquierda los cuatro tenían rostro de buey; así mismo tenían los cuatro rostro de águila….”

Estos grotescos monstruos zoológicos quizá hayan sido inspirados por los toros alados y otras fabulosas criaturas vistas pos Ezequiel en los templos durante su destierro en Babilonia.

Zacarías (a mediados del siglo I) es, aún, más oscuro que Ezequiel. Sus escritos están llenos de alegorías y de visiones.

         “Después alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos. Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿”qué son éstos”? Y respondiome: éstos son los cuernos que asolaron a Judá y a Jerusalén. Mostrome, luego, el Señor cuatro becerros. Y yo dije: ¿qué viene a hacer éstos? Y respondiome: “Éstos son los cuernos que asolaron a Judá, tanto que ninguno levantó su cabeza, mas éstos han venido para atemorizarlos, para arrojar los cuernos de los gentiles que alzaron su cuerpo sobre la tierra de Judá, para asolarla”.

Daniel vio cuatro grandes bestias salir del mar. La primera se asemejaba a un león, pero tenía alas de águila. La estuvo mirando hasta que le fueron arrancadas las alas, y fue levantada de la tierra; y se puso enhiesta sobre los pies como un hombre. Después vio una segunda bestia, semejante a un oso, y que tenía tres costillas entre los dientes. Y alguien le dijo: “devora mucha carne”. Después de esto vio una tercera bestia, un leopardo, que tenía cuatro alas en el lomo y otras cuatro alas en la cabeza. Finalmente vio otra bestia, espantosa y terrible, que tenían grandes pies de hierro, y que devoraba y despedazaba las sobras y las hollaba con los pies. Esta bestia tenía diez cuernos. Después apareció otro cuerno pequeño, y tres de los primeros fueron arrancados de raíz para dejarle lugar. Y en este cuerno aparecieron unos ojos semejantes a ojos de hombre y una boca que hablaba grandes cosas.

Y todo eso es revelado.

El Apocalipsis parte de la creencia en las calamidades que, según la teología judaica, habían de llegar anunciando la venida del Mesías.

Grandes sacudidas tendrían lugar en el cielo y en la tierra. El sol y la luna habrían de extinguirse. La guerra, la rebelión, el hambre y las plagas atormentarían al género humano.

En el año 66 los judíos se habían sublevado contra Roma. Miles de ellos habían perecido en numerosas batallas y Vespasiano avanzaba sobre Jerusalén.

Ni los judíos ni los cristianos judaizantes podían concebir la idea de que Jehová entregase su santo lugar y su templo a manos de los gentiles.

Galba, experimentado jefe milita, había sido proclamado emperador en oposición a Nerón.

Éste huyó de Roma y se suicidó, con ayuda de un esclavo cuando vio que era imposible escapar de sus perseguidores.

Las calamidades hacían acto de presencia. Roma había sido asolada por cruentas guerras, Judea por el hambre, Italia por las plagas, el Asia Menor por terremotos.

Las catástrofes universales marcarían el inicio del fin de los tiempos.

Y el templo será profanado, y Jerusalén asediada,…

Todos estos sucesos “son el preludio de la liberación final, la 2ª venida del “hijo del hombre”.

“Mantenerse alerta”

Las profecías de Daniel estaban cumpliéndose, pero los elegidos serán preservados.

         “Aquí hay sabiduría. El que tenga entendimiento cuente el número de la bestia: pues es el número de hombre; y su número es 666”

(En este mismo blog, en el spot o entrada 666 reflexiono sobre este número, “el número de la bestia”).

La insensatez humana ha buscado refugio en el Apocalipsis durante dos mil años.

Todavía hoy una parte de la iglesia es apocalíptica y predica a los cuatro vientos y anuncia todos los desastres (la destrucción de la familia por los divorcios, por los abortos, por la pérdida de valores morales, por la pérdida del respeto a la autoridad, por el abandono de la práctica religiosa,… a no ser que….

(¿En alguna época de la historia ha existido tanta solidaridad como ahora con los hambrientos, enfermos, ancianos,…?)

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