lunes, 15 de diciembre de 2014

¿DISEÑO INTELIGENTE? (4)

                                     

         LOS SERES VIVOS: RESULTADOS DE LA EVOLUCIÓN.

         A lo largo de la historia han ocurrido varias “decepciones humanas”. La primera (que es la que aquí nos interesa) fue cuando la tierra dejó de ser estática y dejó de estar en el centro del universo. Cuando el hombre tuvo que abandonar la teoría geocéntrica y, además, geoestática, y adoptar la heliocéntrica y helioestática.
         La tierra abandona el lugar de privilegio, el centro del universo, y se convirtió en un planeta más (no el mayor), girando alrededor de una estrella (además pequeña), una entre los cien mil millones que conforman la Vía Láctea que, a su vez, es una entre los miles de millones de galaxias del universo conocido, de varios miles de millones de años de antigüedad.
         La tierra se nos ha quedado en menos de esa “mota de polvo”.

         La ciencia nos habla del continuo cambio del universo. Cambio que se manifiesta en los tres niveles de evolución: cósmica, biológica y cultural.
         La evolución siempre ocurre a partir de ancestros comunes.

         La evolución biológica resulta de la interacción entre dos factores: 1.- Las Mutaciones, que se producen accidentalmente, y 2.- La Selección Natural, que es la que guía el proceso.

         Las mutaciones ocurren independientemente de las necesidades del organismo en que aparecen, pero sólo modifican lo que ya, previamente, existe.
         Es imposible que una simple mutación forme en una persona un par de alas o un caparazón de tortuga.

         Los cambios evolutivos son oportunistas y cada nuevo organismo se  construye con piezas que se reorganizan de un modo nuevo o se transforman realizando nuevas funciones.
         La selección natural aprovecha la ventaja inmediata y no es finalista.

         El resultado, el nuevo diseño, no es el mejor, como lo podría hacer un diseñador, pero es lo suficientemente bueno como para adaptar al organismo a las nuevas necesidades ambientales.

         ¿No es un diseño absurdo el cuerpo de la jirafa?.
         ¿No podía haber previsto el Diseñador Inteligente las varices en los bípedos?.
         ¿Qué decir del “cabezón” del feto al nacer en proporción con el conducto de la mujer, por donde tiene que salir?. ¡Vaya Diseño¡.
         ¿Qué decir del ojo de los vertebrados, que poseen la retina invertida, como todos sabemos por nociones en biología?
         ¿Qué decir del “punto ciego” del ojo? (comprobado con los experimentos que hacíamos en clase con mis alumnos, en clases de psicología).
         ¿Qué decir del daltonismo, producido por un “gen quimera”, formado por un fragmento del gen para detectar el verde unido a un fragmento del gen para detectar el rojo, por ser vecino, estando ambos genes en el mismo cromosoma?. ¿Por qué haría esto así un Diseñador Inteligente?.
         ¿Qué decir de un Diseñador Inteligente, que no sea sádico, que dota a los gatos de las habilidades para jugar con ratones moribundos?
        
         Ninguno de los sentidos del hombre está bien diseñado.
         Comparen el ojo del búho con el del hombre.
         Comparen el “sonar” de tiburones, de murciélagos, incluso perros, con el del hombre.
         Comparen el tacto de tantos animales con el del hombre.

         ¿Superamos en algo, sensiblemente, a los animales?.

         ¿Cómo es la información que recibimos de nuestros sentidos?. Porque sobre ella hay que montar el conocimiento superior. “Nihil est in intellectu, quim Prius non fuerit in sensu”.

         ¿Y cuando nacemos?. Los seres más inútiles, desprotegidos, prematuros, totalmente necesitados del cuidado materno.
         ¿Diseñados?.
         Somos la única especie que mata a sus congéneres, que se mata a sí misma, ya no por hambre, sino por creencias religiosas y por tradiciones.
         Precisamente las deficiencias en el diseño humano es lo que nos ha espabilado, la que ha hecho de la necesidad la capacidad de superarlas.
Por eso hemos inventado el microscopio y el telescopio, la radio y la televisión, las grúas, los automóviles,……
         Hemos inventado las ciencias como los paliativos a nuestras múltiples y variadas deficiencias.

         Ni Diseño en el Universo, ni Diseño en los seres vivos.

         Aunque repitamos algo de lo ya expuesto.

         Los argumentos que proponen los defensores y promotores del D.I. (Diseño Inteligente), respaldados, también, por los partidarios de la lectura literal de la Biblia y al abrigo de instituciones explícitamente cristianas y fundamentalistas son los siguientes:

         1.- “El universo bien afinado”.

         En el universo están presentes muchas condiciones o características que hacen posible la vida, pero ésta no puede ser atribuida a la suerte. Entre esas condiciones están las constantes físicas. Si alguna de ellas no hubiese estado presente o hubiera sido diferente, el universo hubiera sido diferente.

         Yo, Tomás, opino que la probabilidad “constantes físicas” y “vida” siempre será superior a 0. Y este universo que vemos es el que tenemos y el que salió de lo que había. Por supuesto que podría haber salido otro universo y otras formas de vida con otras características distintas, a no ser que los defensores del “universo bien afinado” estén pensando teleológicamente.
         Además, si todo estaba tan bien afinado ¿por qué los organismos no son perfectos.

         2.- “La complejidad irreductible”, del flagelo bacteriano, del bioquímico Behe.

         Ella es: “Un sistema integrado compuesto de varias partes que interactúan, contribuyendo a la función básica, en donde, al eliminar alguna de ellas, se produce la interrupción de las funciones del sistema”.
         Pone el ejemplo de una ratonera y sus distintos elementos constituyentes en la que si uno de ellos falla entonces la ratonera no atrapa ratones, su función básica.

         Nadie defiende, a no ser ellos, (opino yo) que esas estructuras complejas aparezcan de golpe sino que tienen un desarrollo evolutivo a lo largo de mucho tiempo.

         3.- “La complejidad específica”, (del matemático, filósofo y teólogo W. Dembski) que exige una causa inteligente y que no puede ser el producto de un proceso natural.

         Propone Dembski unos ejemplos muy atractivos.

         a.- Una letra del abecedario es “específica” sin ser “compleja”.
         b.- Una larga frase de letras escogidas de forma aleatoria es “compleja” pero no “específica”.
         c.- Un soneto es “complejo” y “específico”. Si cortásemos todas las letras del soneto, las introdujéramos en una bolsa, la agitáramos y las esparciéramos por el aire, ¿cuál sería la probabilidad de que saliera cada letra en su sitio, de forma espontánea, componiendo el soneto?, una entre 10 elevado a 150.
         De nuevo el error de salto de categoría, desde el “soneto”, ser artificial, a “la vida, el hombre,…” seres naturales.

         Opino que es una tautología al definir de esa manera lo que sea la I.C.E. (Información Compleja Específica).

         4.- “La estrategia de la “cuña”, presentada por el Discovery Institute, institución defensora acérrima del D.I.

         Su finalidad es acabar con la consideración materialista del mundo, representada en la evolución biológica y apostar por el D.I., por lo tanto apostar  por Dios, el gran Diseñador, inculcando, así, el ideal religioso y no científico.

         En la industria hay muchas estructuras complejas, seres artificiales, que reclaman “artífices”
         Las sociedades son entidades complejas, que se rigen por leyes, las cuales reclaman  “legisladores”.
         También en la naturaleza hay seres naturales complejos, ¿reclaman un Creador-Diseñador?. ¿O basta la teoría evolutiva como explicación?.

         Si le preguntásemos el por qué de los “diseños imperfectos”, nos responderían que no saben cuáles hayan podido ser los motivos por los que Dios…
         El argumento del Diseño Inteligenteà Dios (Diseñador Inteligente) no es una explicación científica. Apelar a causas sobrenaturales para dar razón de los fenómenos naturales, no es científico, sino lo característico de una actitud mítica.
         Concluir la existencia del Gran Diseñador, Dios, es muy distinto a concluir cómo es, la esencia, de ese mismo Dios.

         El no querer conformarse con las respuestas humanas, manifiestamente mejorables y renovables a través del tiempo, y sustituirlas por LA repuesta única y definitiva, Dios, es la manifestación de una cobardía o de una ignorancia o de ambas cosas a la vez.



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