jueves, 9 de abril de 2015

(6) RENACIMIENTO. EL AMOR A LA VIDA

REVALORIZACIÓN DEL MUNDO HUMANO. EL AMOR A LA VIDA.

         La vida es bella, valiosa, merece ser vivida. No les interesa el tema de la muerte, y la preocupación por el más allá pierde terreno en comparación con la preocupación por el más acá. “Mientras yo estoy la muerte no está conmigo”-había dicho ya el sabio Epicuro. La muerte y yo somos incompatibles, Si ella está yo ya no estoy y mientras yo esté ella no está conmigo, ¿Por qué temerla, si nunca podemos coincidir?
         Lean el Decamerón de Bocaccio y la postura de sus personajes ante el tema de la peste, de la muerte. Ni penitencias, ni oraciones para bien morir sino cuentos, historietas para pasárselo bien, para el bien vivir, para una vida de belleza y de placer.
         “El hombre libre piensa en cualquier cosa menos en la muerte” – dirá, después, Spinoza. La sabiduría es una meditación no de la muerte, sino de la vida.

         Los renacentistas suelen ser antimonásticos y antiascéticos, por ser, precisamente, ultravitales. Hay que decir SÍ al mundo de las pasiones, SÍ al valor del placer, SÍ al cuerpo humano, objeto de goce y alegría, no objeto de pecado.
         El hombre no es sólo alma. “No entiendo –dice Filelfo- cómo se puede olvidar el cuerpo, desde el momento en que el hombre no es sólo alma”.

         El cuerpo recupera la inocencia perdida, ¿Castigarlo? ¿Por qué?, Si, por naturaleza, también somos o tenemos cuerpo ¿No sería antinatural castigarlo?
         (Yo = las madonnas renacentistas tan distintas a las vírgenes medievales, y qué distintos son los Cristos, musculosos o enclenques, vitalistas o mortecinos).

         Se supera la oposición carne-espíritu, amor pecaminoso-sensual-amor sagrado y espiritual.
         Bien y Placer deben ir unidos, eso es seguir la naturaleza. SÍ a los dos amores.
         El amor físico, además de deleite y placer es fecundo o fecundante, reproductivo, al revés que el ascetismo y la virginidad, que niegan y condenan la naturaleza y, además, resultan estériles y vacíos.
         Debe ir unidos Placer y Utilidad, de ahí la exaltación del matrimonio.
                   (Texto. Pág. 134).

         Un ideal renacentista es el culto a la Belleza, manifestado en el arte. Los renacentistas son unos “insaciables admiradores de lo bello”.
         El objeto bello tiene su fin en sí mimo, por lo tanto es para admirarlo y gozarlo, no para enjuiciarlo moralmente. El arte ya no es siervo de nada, como lo fue en la Edad Media, en la que las imágenes y pinturas eran la biblia de los pobres y de los ignorantes. Ni el arte ni la filosofía son ya “ancillae” de la Teología.
         Estética también en el escribir y hablar bien de los humanistas. Gusto por las formas.
         El Renacimiento no va contra Dios, sólo hay ateos excepcionalmente.

         La obra de Dios, tanto la naturaleza como el hombre, es algo digno y valioso.
         El pecado contra Dios es ir contra la naturaleza y mutilar al hombre.
         Dirán NO al pecado original. No hay corrupción ni depravación. Alegría y goce de la vida mientras se esté vivo. ¿Por qué vamos a tener que despreciar al mundo?

         Es típica del Renacimiento la “pérdida del sentido del pecado”. Tenemos, no que perdonar, sino absolver a Eva, pues de su vientre venimos todos. Igualmente se ensalza a Caín. Satanás tiene que apuntarse al paro. ¡Qué distinto todo a la Edad Media¡

         NO son pecados ni el deseo carnal, ni la riqueza, ni el poder.
         La pobreza lo que trae  es sufrimiento, deshonor, ignorancia.
         La riqueza, por el contrario, sólo trae bienes. Al ser ricos somos libres.

         PERO también hubo una oleada religiosa (Reforma y Contrarreforma), que caló en muchos y que daría lugar a unas guerras de religión, con los correspondientes fanatismos, intolerancias, dogmatismos, ….

         El hombre del Renacimiento –podemos decir para terminar- fue espléndido, pero no totalmente feliz.


         ( TEXTO Pág. 138)

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