lunes, 17 de agosto de 2015

LA VIRGEN (¿?) MARÍA (2).



Las primeras palabras pronunciadas por María fueron en forma de pregunta: “¿cómo será eso posible si no conozco varón?”.

Tendría ella entre 12 o 14 años, casi una niña, que se asusta ante la visita de un ángel.
María sabía que sólo estaba comprometida con su futuro esposo, con quien aún no convivía, y con quien no había tenido ni tenía relaciones sexuales.

No es obediente, sin más.
Pregunta y pregunta.
Y como no se convence, de momento, el ángel le dice, para convencerla, que su prima Isabel, ya en su vejez, está ya en su 6º mes de embarazo.

Muchas veces leí, y canté, el Magnificat, y ahora me pregunto si una niña podía haber escrito ese himno tan magnífico o si no era más propio de una persona adulta e instruida.

Esa defensa de los oprimidos, y contra los ricos y poderosos, ese exponer a un Dios duro y severo con el poder y la tiranía, al tiempo que misericordioso con los pobres y humillados, independientemente de que fueran vírgenes o no, es lo que cantan los Teólogos de la Liberación. Más que los Teólogos Oficiales y la Iglesia masculinizada y jerárquica,…
Esta María no es la de una mujer dulce, noble, triunfal, casi reina, rica en joyas y vestidos de seda, a quien levantan tronos de oro y santuarios, superenjoyada por familias pudientes, como queriendo calmar o apagar el sentimiento de culpa cometido contra sus súbditos o semiesclavos.

Si la primera vez que habla es preguntando “cómo es posible que…”, en la Anunciación y el Magnificat, la segunda vez es preguntando a su hijo “por qué nos has hecho esto…” cuando a los 12 años siguientes, mientras la visita al Templo de Jerusalén, su hijo Jesús no vuelve en la caravana de regreso a Nazaret, hasta que se dan cuenta de su ausencia y vuelven a Jerusalén en su busca y lo encuentran en el Templo discutiendo con  los Doctores de la Ley.
“Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo, angustiados, andábamos buscándote”.

Una duda. ¿Por qué no lo hizo su padre, y sí su madre (de unos 24 años), cuando se sabe que la mujer, en aquellos tiempos….?
¿No sería que el hijo era demasiado travieso y es la madre la que mejor capea el temporal y las situaciones difíciles?
No le echa un rapapolvo, no le pega agarrándolo por el brazo y zamarreándolo, sino que lo trata como a un adulto (y con 12 años).

“Ellos no entendieron la respuesta que les dio” Y “su madre conservaba todo esto en su corazón”.
¿Lo guardaría su padre en el “entendimiento”?

Si es Lucas el que nos narra las dos primeras veces que María habla, con palabras-preguntas, la tercera vez que habla nos la cuenta Juan, en el 4º evangelio, en las bodas de Caná, en que ya no pregunta sino que es una “información” a su hijo: “no tienen vino” y, luego, una “orden” a los sirvientes: “haced lo que él os diga”.
Y ya sabemos todos lo de la conversión del agua en vino, y lo que los invitados dicen al novio,…
Es un milagro difícil de explicar y una boda enigmática. ¿De quién, para ser invitados la familia entera y hasta los discípulos?

¿Es un hecho histórico o un recurso literario de Juan?

A María también le gustaba la alegría, no deseaba que la fiesta terminara y si no había vino…

¿Podría/querría Jesús hacer el milagro? Porque la respuesta que dio a su madre…y la orden de la madre a los sirvientes ante la respuesta de Jesús…

Acabada la fiesta se marchó a Cafarnaún, con su madre y sus hermanos (¿los seis?)

También es el evangelista Juan, y sólo él, el que coloca a María a los pies de la cruz aunque, en esta situación, no es ella quien habla sino el crucificado: “mujer, he ahí a tu hijo”.
Aunque, como en otro lugar nos hemos interrogado: ¿”tu hijo” o “tu hija”? y que, después sería masculinizado.

“Su familia creía que estaba loco”
¿También su madre o sólo sus hermanos?

Jesús, en la cruz, ante el grito de: “Eli, Eli, ¿por qué me has abandonado?” ¿Se sentía como Dios o como un hombre en la cruz, impotente?
Y a su madre, allí abajo, a sus pies, ¿la veía como a una reina, como a una virgen concebida sin pecado original, como Madre de Dios… o, simplemente, como “madre de un hombre” que presentía iba a quedarse sola, tras su muerte?


Y se la confía a un amigo (¿a Juan o a la Magdalena?), pero no a Pedro ni a su futura Iglesia.

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