domingo, 30 de agosto de 2015

LA VIRGEN (?) MARÍA (9) MARÍA: AMA DE CASA.



MARÍA: AMA DE CASA.

María era una mujer de carne y hueso, como las demás mujeres, como cualquier mujer, pero como nos han acostumbrado a verla casi angelical, sin cuerpo, sin cara de cansancio, sin sexo,…que o no parece mujer o parece una supermujer, nada que ver con las mujeres normales.

¿Cómo sería su vida diaria? NADA sabemos, ni siquiera por los apócrifos.
Sabemos que era un matrimonio pobre, que vivía del trabajo de José como albañil y que era capaz, también, de hacer puertas y ventanas.
¿Ella? Pues un ama de casa, como toda mujer galilea, que lavaría, barrería, amasaría, cocinaría, fregaría,…y seguramente cultivaría una pequeña huerta en un terreno arrendado.
¿Algún animal doméstico, como burro, cabra,…?

¿Fueron también suyos o sólo del viudo José los 4 varones (José, Judas, Simón y Santiago) y las dos mujeres (Lisia y Lidia) más Jesús, en la pequeña casa de Nazaret?
Por lo que el trabajo doméstico, “sus labores”, no eran pocas (aunque se supone que las hijas o hijastras también cooperarían en esas labores).
La mujer no podía estudiar, culturizarse, por lo que es de suponer que María tampoco.
Las tres patas de su vida, la tríada de su vida era la que en el XIX se llamó las tres “K” (casa, hijos, iglesia; o sea: trabajar, criar-educar, rezar)

¿Intentaría, por su cuenta, culturizarse leyendo la Torá a escondidas y hablando con Jesús, ya crecido, de religión y/o de política?
Más aún: ¿Sabría leer y escribir? Porque su madre Ana sólo la tuvo a su lado los tres primeros años.
¿Lo haría en el Templo o allí no se lo permitirían los sacerdotes, sino sólo labores de ayuda en el mantenimiento del Templo?

Como ya hemos indicado en otros lugares, todo galileo era anti-romano.

Las mujeres israelitas, al revés que las egipcias o mesopotámicas, nunca pudieron ser reinas, juezas, profetisas, sabias, magas,…ni siquiera poetisas.
Socialmente, todas, siempre relegadas, de baja consideración social.

María, en vida, siempre y sólo fue la esposa de José y la madre de Jesús y madre o madrastra de otros seis más.

Para las primeras comunidades cristianas era, sólo o sobre todo, “la madre de Jesús” pero, con el tiempo, la Iglesia la haría “la madre de Dios”.

Fuera del hogar, una de las profesiones femeninas era la de prostituta, pero no “prostituta ritual o sagrada”, como en otras religiones, sino “prostituta civil”, de las que alquilan su cuerpo cobrando en dinero o en especie.
La prostitución no estaba prohibida.

Aunque Jesús las trataría con benevolencia y simpatía y les echaba en cara a los doctores de la ley de que los precederían en el reino de los cielos.

La genealogía de María es poco significativa (incluso, parece que, en ella figuran cuatro prostitutas) y la de José, para que se cumplieran las Sagradas Escrituras, se le buscó ascendentes reales davídicos, que se transmitieron a Jesús, el Mesías.

¿Y Jesús?
En esa mísera e insignificante aldea, con los mínimos estímulos culturales, ¿cómo pudo, a los treinta años, cuando comenzó su vida pública, mostrar el alto nivel cultural como para discutir de religión con los doctores de la ley y los fariseos, los intelectuales de la época?

Ante el silencio de los evangelios tanto de la infancia de Jesús como desde los 12 (pérdida en el Templo) a los 30 años (comienzo de la vida pública) se lanza la hipótesis de que hubiera podido estar en Egipto, incluso en la India.

Se supone que Jesús leería la Biblia en la sinagoga de Nazaret, aldeílla/aldeucha de no más de 200 habitantes, en la que todos se conocían, como en familia.
Incluso se le achacaría no poseer ningún título escolar.
Y viviendo en una aldea rural ¿por qué manifiesta tener (según dicen los estudiosos) conocimiento detallado de la vida urbana?
Para ello suele lanzarse una hipótesis: Séforis.

El año 4 a.C. se construyó Séforis, la nueva ciudad que Herodes Antipas decidió erigir, a pocos kilómetros de Nazaret y donde, probablemente, Jesús iría con su padre y hermanos a trabajar en la construcción.

María, en cambio, nunca saldría de Nazaret.
¿Influirían en su formación, y cómo, los 9 años que estuvo en el Templo?

¿Y el Magnificat que maría entonó, en la visita a su prima Isabel, la antes estéril y ahora embarazada, la madre de Juan el Bautista?
Ante el saludo de Isabel a María, que tendría entre 12 a 14 años, entonó el Magnificat (Lucas 1, 46-55).
Este himno, que además sería improvisado, ¿pudo salir de su boca adolescente? ¿O es una creación literaria del evangelista Lucas, compuesta de trozos de himnos de los Salmos del Antiguo Testamento? Porque este himno es muy parecido al de Ana, la madre del rey Samuel.

Hoy todos dudan de que ese himno hubiera podido salir de su boca, aunque en su boca lo ponga Lucas porque así quería que la vieran las primeras comunidades cristianas. Pero, en realidad, ¿quién sería su autor?

Nunca sabremos su nivel cultural y religioso.
Lo cierto es que cuidaría de Jesús durante 30 años, hasta que éste inicia su vida pública y abandona el hogar para transmitir su mensaje.

¿Fue una madre posesiva y protectora o educativamente liberal?
¿Cómo y cuál sería el tipo de convivencia con un hijo que cada vez desbarraba más, se alejaba más de la centralidad, tanto religiosa como políticamente?
¿Lo castigaría José, como normalmente hacían todos los padres?

Lo cierto es que era una familia pobre, que vivían en una pequeña aldea, que todos se conocían y que, cuando Jesús intenta dar su mensaje en su pueblo, lo acogieron malamente, por su pobreza de origen.
¿”Pero no éste el carpintero, el hijo de María, y sus hermanos José, Juan….no están entre nosotros? (Marcos).

¿Por qué vendrá con esas ínfulas si todos lo conocemos y sabemos quién es?

”Y se escandalizaron”

“¿No es éste el hijo de José….?” (Lucas)
“¿No es éste el hijo del carpintero…(Mateo).

Y siendo “hijo de..." y “hermano de…” ¿cómo iba a poder hacer milagros y ser seguido por una gran muchedumbre?

De familia tan vulgar y tan insignificante nada extraordinario podía salir “y hasta quisieron matarlo”
Llegaron a considerarlo “loco y endemoniado” y ni hasta su familia llegó a creerlo cuerdo.

María, pues, no fue una mujer de origen aristocrático, ni descendía de la familia del rey David sino una esposa y madre normal y corriente, como una mujer judía, seguramente justa y profundamente religiosa, como todas las mujeres de su tiempo, nada extraordinaria, a no ser cuando su hijo le salió díscolo y revolucionario.


Ella, en el hogar, y entre tantos varones, que por la mañana rezarían a Dios: “gracias, Señor, de no habernos hecho mujer,….”

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