martes, 1 de septiembre de 2015

LA VIRGEN (?) MARÍA (12) MARÍA EN LOS MUSULMANES



MARÍA EN LOS MUSULMANES

Pocos saben del puesto de honor del que María goza en el Islam y en el Corán.

Por lo pronto, María es el único nombre de mujer que aparece en el Corán, y nada menos que 35 veces, aunque 20 de ellas por su relación con Jesús (considerado un profeta).
Se la presenta como la “madre de Jesús” o, mejor, como “el hijo de María”

Fátima, la hija de Mahoma, llega a decir de sí: “supero a toda mujer, excepto a María”.
Y el mismo Mahoma, dirigiéndose a Fátima, dice: “tú serás la más bendita entre todas las mujeres, después de María”

El Islam es una religión hermana del judaísmo y del cristianismo (¿de una herejía cristiana?) y María podría ser la base del diálogo interreligioso Islam-Cristianismo, siempre que el Islam fuera respetado y no considerado como una herejía.

El auge del Islam es tal que su crecimiento pronto llegará a alcanzar al Cristianismo (hoy la que más fieles tiene)

He dicho muchas veces, y en muchos lugares, que ninguna religión es verdadera, porque ninguna es falsa, ya que las categorías de Verdad y Falsedad son ajenas a las religiones, porque los criterios por los que se rigen son otros.

Aunque las Iglesias Cristianas parecen estar convencidas de ser las detentadoras del monopolio de la verdad y cuando hablan de diálogo con las demás religiones es con la equivocada razón e insana intención de traerlas, de atraerlas, para incorporarlas al camino verdadero, ese es su error de inicio.

Todos sabemos que uno de los santuarios más famosos de la Virgen María es el que lleva el nombre de la hija de Mahoma, Fátima.
Santuario de la Virgen de Fátima, con mensajes transmitidos por la vidente Lucía, en el que se anunciaba la conversión de la Rusia comunista, así como terribles catástrofes para la humanidad.

Tras siglos de invasión musulmana en la Península Ibérica, el último jefe musulmán tenía una hija muy bella, de nombre Fátima, como la hija de Mahoma.
Un joven cristiano se enamoró de ella y ella, por amor, se hizo cristiana.
Como recompensa o detalle, por amor a Fátima, cambió el nombre de su pueblo y lo llamó “Fátima”, donde se aparecería la Virgen María.

Lo de la “concepción virginal y milagrosa de María”, lo relatan muy poéticamente.

Cuentan, recogido probablemente de algún apócrifo, que Joaquín y Ana, los padres de María, llevaban una vida tranquila en Nazaret y habían llegado a la vejez sin tener hijos.
Una mañana, estaba Ana en su jardín y vio que, en un árbol, un pájaro daba de comer con su pico a unas crías en el nido.
Emocionada, la futura madre de María sintió dentro de sí un estremecimiento maternal y el deseo de tener un hijo que consagraría a Dios. Y, enseguida, se quedó en cinta.
No interesa al Islam si Ana concibió o no con la ayuda de su marido.
Lo importante es que Dios escuchó su deseo y le concedió un hijo en su vejez.

La sexualidad, esa obsesión católica con María, es lo de menos.

El Corán dice que en ese momento Ana dijo en oración: “Señor, yo te consagro lo que está en mi seno. Acéptalo de mi parte. Tú eres en verdad Aquel que escucha y sabe” (Corán, 3, 34)

Igualmente milagroso y poético es el nacimiento de Jesús

Una vez que María sintió la presencia de su hijo en sus entrañas, se retiró a un lugar alejado. Contaba 13 años. Los dolores del parto la sorprendieron cerca de un tronco de palmera.
María se entristece, pero se le aparece el arcángel Gabriel y la tranquiliza diciéndole que el Señor ha hecho brotar un arroyo a sus pies. Le pide que sacuda el tronco de la palmera y comienzan a caer de ella dátiles frescos y maduros. Y le pide que coma y beba.
Tras dar a luz a Jesús María regresa con el niño a su casa y la gente le dice que ha hecho algo indebido: “tu padre no era un hombre malo y tu madre no era una prostituta”, le reprochan acusándola de haber tenido un hijo ilegítimo.
María les pide que interroguen al niño, que les contará la verdad.
Los suyos le preguntan: ¿Cómo vamos a pedirle que hable un niño recién nacido?
Y ahí viene el milagro: el niño habla y dice: “Yo soy en verdad el servidor de Dios. Él me ha dado el Libro. Él ha hecho de mí un profeta. Él me ha bendecido dondequiera que yo esté. Él me ha prescrito la plegaria y la limosna mientras viva, así como la bondad hacia mi madre. Él no me ha hecho ni violento ni malvado. ¡Que la paz venga a mí el día en que nací, el día en que moriré y el día en que resucitaré¡”.

En otra de las tradiciones  sobre la concepción milagrosa de María, el milagro es todo un poema.
La jovencita, con 13 años, acude con su botijo en busca de agua a un manantial.
Se le aparece en el camino un joven hermoso, que debería de ser el arcángel Gabriel, el cual “sopló en un pliegue de su túnica, haciéndola concebir”.

Ni Jesús de Nazaret ni María son seres divinos para el Islam, porque es una religión monoteísta, como el judaísmo y el cristianismo.
Para el Islamismo sólo existe un Dios, Alá y sólo Mahoma es su profeta

La mayoría de los islámicos ven a María como “la de mayor santidad”, pero no una profetisa (sólo Mahoma lo es)
Pero los místicos sufíes dicen de ella que “en su perfección, no está separada de la esencia divina”
Por eso suelen ser perseguidos por el fundamentalismo ortodoxo, que los considera casi como herejes, algo parecido a lo que le ocurrió en el cristianismo a los místicos Juan de la Cruz, Teresa de Ávila o Catalina de Siena, considerados rebeldes por la ortodoxia católica, a pesar de haber sido los que más y mejor han buceado en el misterio insondable del Dios oculto.

María es vista, en el Islam, no como protectora y hacedora de milagros, de manera mercantilista e instrumentalista, alguien a quien pedirle favores, una especie de diosa a quien  invocar en las necesidades, sino como una mujer santa a quien admirar.

Es curiosa su exposición.
Así como Eva (ser femenino) vino a la vida por medio de Adán (un ser masculino, de su costilla), Dios envió al mundo a un hijo sin padre, lo mismo que Eva vino al mundo sin padre.

Así, pues, Jesús y Eva son como hermano y hermana, y Dios y María sus padres.

Para el Islam María es la “Mujer perfecta”

Como sabemos, la Biblia fue “revelada e inspirada”, pero es que el Corán fue “dictado” por Alá a su profeta Mahoma. Lo que se dice es “pura palabra de Dios”.


Creo que lo que muchos cristianos ven en María, la de las apariciones y milagros, la que anuncia mensajes de castigo, catástrofes y anatemas, está más lejos de ella que lo que dice el Corán, la “Mujer perfecta”, la “reveladora del silencio de Dios”, la mujer a imitar.

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