domingo, 6 de septiembre de 2015

LA VIRGEN (?) MARÍA (15) EL DOGMA DE LA INMACULADA.



EL DOGMA DE LA INMACULADA.

Un dogma de fe es una verdad infalible, hay, por lo tanto, que aceptarla, creyéndola.
Jesús nunca se consideró infalible, la Iglesia (los Papas) sí y los católicos están obligados bajo pecado mortal a aceptar la verdad de los dogmas de fe.
Fueron muchos los dogmas que condujeron a crear cismas y rupturas dentro de la iglesia.

Como ya hemos señalado, los tres dogmas relacionados con María son: 1.- El de la Inmaculada Concepción, 2.- El de la Virginidad perpetua y 3.- el de la Asunción en cuerpo y alma a los cielos.

Pero los tres son verdades que carecen de fundamento bíblico y la Iglesia los denomina “Fe de los creyentes”, por lo que no son verdades reveladas ni, por tanto, en los evangelios.
Ha sido –según la Iglesia- la comunidad cristiana la que ha creído en esas verdades y el Papa se habría limitado a sancionar esa “fe de las gentes”.

¿Pero no es esto un círculo vicioso?
Los cristianos no hubiesen creído esas verdades como dogmas si antes la Iglesia no los hubiera inculcado.
Concebida por su madre, Ana, sin pecado original, sin mancha, “sin mácula”, “in-maculada”
Solo ella, en toda la humanidad, sólo ella.

Inexplicable.

¿Cómo pudo nacer “sin mancha” de uno padres “manchados”?
Y si Ana no estaba “manchada” entonces tampoco lo habrían estado ni su madre, ni su abuela, ni su….y así hasta el infinito.
Ana habría nacido “con pecado” pero no se lo habría transmitido a su hija María.
¿Pero no se transmite por el acto sexual?

“Por una intervención especial de Dios”

El día 8 de Diciembre de 1.854, el Papa Pío IX proclama el Dogma de la Inmaculada.

Pero este tema no se remonta hasta los comienzos sino a partir del siglo VIII y fue ya en plena Edad Media cuando se habla abiertamente de ello.
Incluso alguno de los principales Padres de la Iglesia se opusieron, como San Agustín, que siempre relacionaba pecado y sexo y si María no había sido concebida virginalmente entonces…

Si Jesús vino a redimir a la humanidad, también redimió a su madre, como parte de esa humanidad (San Alberto, San Bernardo y Santo Tomás, tres grandes pesos pesados)

Además ¿qué sabían ellos de óvulos y espermatozoides, del momento de la fecundación (¿en qué momento ya sí…?)?
¿Qué parte tenía la mujer y qué parte el varón en la concepción del nuevo ser?...

NADA DE NADA.

Lo que ya afirmaban los teólogos medievales, que todos los hombres, hasta que no eran bautizados estaban bajo el dominio del demonio y María no podía haberlo estado en momento alguno, pero no iban más allá.
La discusión sobre la Inmaculada Concepción estaba en un lugar demasiado alto para los simples fieles, a pie de calle.

Cuando Catalina de Siena anunció que se le había aparecido la Virgen para decirle que no había sido concebida in-maculada, se armó un revuelo en el Vaticano, pero no hubo excomunión porque todavía no había sido declarado dogma de fe.

El dogma de la Inmaculada nace, también, para potenciar el celibato y la virginidad, así como la castidad matrimonial.
La fiesta de la Inmaculada comenzó en 1.496, con Sixto V.

Si el pecado original está relacionado con el sexo, una deducción lógica es no practicarlo para no traer a este mundo niños empecatados “de origen”, por lo que mejor es el celibato, la virginidad y la castidad, siempre superiores al matrimonio (San Pablo, de nuevo).

Y surgirán Órdenes Religiosas en que uno de sus votos, además del de obediencia al del escalón superior y el de pobreza, estará el voto de castidad.
Igualmente, a partir de entonces, el celibato será obligatorio para el clero y, ya de paso, la Iglesia se aseguraba la propiedad de las grandes propiedades, pues al no tener hijos los sacerdotes, no heredarían y todo volvería a la Iglesia.

¿Acaso impuso Jesús la castidad a alguien?
Sus apóstoles estaban casados, quizá también él.
Los primeros obispos también, y lo que, en un principio se les pedía es que no tuvieran más que UNA sola mujer, lo que quiere decir es que tenían varias, muchos hijos,…

En el Concilio de Nicea, 325, se les obligaría a obispos y sacerdotes a que no tuvieran mujer viviendo con ellos a no ser que fuera su madre, su hermana, su tía o una mujer no sospechosa (lo que en mis tiempos jóvenes se las llamaba “ama del cura” que, efectivamente, no era ni joven, ni atractiva, ni sospechosa).

Pensar en la “mujer” es ir asociada a “sexo”, por lo tanto, “tentación”, por lo que es preferible no caer en ella, siendo el ideal la virginidad y el voto de castidad, y María sobresale como modelo a imitar.

Hasta las Órdenes Religiosas se implicaron en el tema.
Mientras los Franciscanos era “in-maculistas”, los Dominicos eran “maculistas”, por lo que se insultaban mutuamente y mutuamente se tachaban de herejes.

En 1.435, y al no existir argumentos ni bíblicos ni teológicos, la Iglesia apeló a “la piedad popular”, cada vez más “in-maculista”.
Ni el Concilio de Trento quiso entrar en el tema.
Hubo que esperar a 1.846 cuando Pío IX, una Papa muy devoto de la Virgen, planteó, de nuevo, el tema, pero nunca hubo unanimidad entre los teólogos consultados.
Siguieron recomendando al Papa  que no lo proclamase como Dogma de fe infalible, para no obligar a todos los católicos a aceptarlo bajo pecado mortal.

Sin argumentos bíblicos ni teológicos en que apoyar el Dogma se optó por el sentir de la “iglesia”, en el que la mayoría de los fieles creían en él.

(Lo que, bien pensado, es una barbaridad. Y no hay más que remontarse a los tiempos de Galileo en que defendiendo el heliocentrismo (se puede decir que él solo) frente a la casi unanimidad de los hombres (“argumentum omnium”), y, al final, resultó que ese uno solo tenía razón frente a la casi unanimidad que defendía lo contrario)

El día 8 de Diciembre de 1.856, es proclamado, pomposamente:

“Declaramos, Proclamamos y Definimos que la doctrina que sostiene que la Beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original, desde el primer instante de su concepción por singular gracia de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo, Jesús Salvador del género humano, ha sido “REVELADO POR DIOS!)”.


Queda proclamado, pues, el Dogma de la Inmaculada, que todos los católicos deberían profesar de manera obligatoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario