martes, 1 de noviembre de 2016

MI VISIÓN/VERSIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA (9)


Franco retendría todos los poderes, de manera definitiva, (incluso alguno más, como la Jefatura del Estado). Poderes que la Junta de Defensa Nacional le había otorgado “provisionalmente, mientras durara la guerra”, el mando supremo militar, esencial para el desenlace final.

El general Cabanellas, que conocía a Franco por haberlo tenido a sus órdenes en el ejército de África, ya lo había pronosticado: “Si le entregan España a Franco, en estos momentos, va a creerse que es suya y no dejará que nadie lo sustituya, ni en la guerra ni después de ella, hasta su muerte”
Como así fue.

Igualmente el general Orgaz le comentaría a Queipo de Llano, terminada la guerra: “!Qué error cometimos, Gonzalo¡”

Sin embargo, la propaganda nacional, se sobreexcitó comparando a Franco con Hitler y con Mussolini.

Si en Italia había un Duce, Mussolini; un partido, el fascista; una camisa, la negra; un emblema, el fascio y una voluntad de imperio (Libia, Etiopía….)
Si en Alemania había un Führer, Hitler; un partido, el nazi; una camisa, la parda; un emblema, la esvástica y una voluntad de imperio, el espacio vital que la raza alemana reclamaba en el Este.
En España teníamos un Caudillo, Franco; un partido, Falange Española Tradicionalista y de las JONS; una camisa, la azul; un emblema, el yugo y las flechas y una voluntad de imperio, el Norte de África.

Pero también en Rusia se repetía el esquema: Un líder: Stalin; un partido: el comunista; una bandera: roja; un emblema: la hoz y el martillo; una voluntad de imperio: todo el mundo.

Los nuevos intelectuales, pesebreros, ocupantes de los puestos vacíos universitarios, se dedicaron a maquillar el nuevo régimen, hasta llegar a denominarlo “democracia orgánica”.

Y todo, sin tener en cuenta que España era muy diferente a Alemania e Italia, naciones nuevas, surgidas en el siglo XIX y que habían llegado tarde al reparto de los imperios, por lo que aspiraban a tomar la parte del pastel al que antes no estuvieron inventadas, por no existir como tales, lo que no era el caso de España, que acababa, no hacía tanto tiempo, de perder sus últimas colonias.

Nunca entendí (y sigo sin entenderlo) lo de “España es una unidad de destino en lo universal” cuando sólo era media España, una de las dos Españas de Machado, muerta de hambre y harapienta.

¿Cuál era la ideología de Franco? Ninguna.
Yo creo que su inteligencia no llegaba tan alto.

Fue un buen y suertudo militar, que estuvo en el lugar adecuado y en el momento oportuno y que su ideología (por llamarla de alguna manera) era: Orden y Disciplina, como si España fuera un cuartel en el que los reclutas ni tienen que pensar ni tienen que decidir, para eso están los altos mandos. Ellos, los reclutas, el pueblo español, sólo tiene que obedecer.


Si al principio fue de la mano de la ideología falangista, en cuanto la suerte de la segunda guerra mundial les fue adversa a sus antiguos amigos, fascistas, se desprendió de ella, incluso hasta dejando de vestir la camisa azul, cogiendo-tomando de la mano la ideología nacional-católica, que no le fallaría, proclamándolo salvador del marxismo en Europa y, todo, con el aplauso a cuatro manos de la Iglesia, como vencedor de la Cruzada, y con la bendición papal.

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