miércoles, 2 de noviembre de 2016

MI VISIÓN/VERSIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA (10)



Se ha dicho que la Segunda República fue “una República sin republicanos”.
La gente había sido y era o monárquica o antimonárquica, porque republicanos, como tal, no los había.
Los partidos republicanos de la primera república no se habían repuesto de las divisiones y de las desilusiones.
No había rodaje republicano alguno, ni en la sombra, ni en la oposición como para estar preparados en el punto de salida.

No es que ganara la carrera, es que la monarquía se quemó tras una accidentada vida.

La República nació prematura, casi ni se la esperaba. No había habido embarazo. No surgió por méritos propios, sino por deméritos ajenos, por sus propios errores.

El año 30, en el Pacto de San Sebastián estaban reunidos los socialistas del republicanismo histórico, los socialistas de Prieto y los del catalanismo radical del coronel Maciá para acordar un programa de acción.

El gobierno provisional de la República incluía representantes de estos partidos más dos neorrepublicanos conservadores: Maura y Alcalá Zamora.

Los primeros pasos de la Segunda República fue como la salida acelerada de un conductor novato.

Había mucho, demasiado, júbilo, exaltación y alegría ante la nueva criatura. Demasiadas expectativas.

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