viernes, 4 de noviembre de 2016

MI VISIÓN/VERSIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA (12)


Para las Cortes Constitucionales de Julio del 31 el partido más votado fue el Partido Socialista, con 116 escaños, sin distinguir, todavía, la aparición del moderado Prieto y el radical Largo Caballero.
En segundo lugar quedó el Partido Radical de Lerroux (rápido y sospechoso rico) con 90 diputados, seguido de Esquerra Catalana con 36.
La Derecha clásica, la de la Castilla Rural, “los agrarios”, sólo obtuvieron 26.

Las Cortes surgidas era unicameral y se definía como una “República de trabajadores de todas las clases”, declaraba la separación Iglesia-Estado, la posibilidad de autonomías regionales, el sufragio universal a las mujeres (aunque algunos veían en ello un peligro por aquello de la sumisión femenina al esposo (sumisión histórica), al cura (para no pecar y condenarse) y al empresario (para no perder el empleo), obedeciéndolos y no siendo libre su voto, sino que estaría contaminado.

La verdad es que salió una Constitución envidiable (avanzada, idealista, utópica,…), ejemplo a imitar en Europa, a pesar de que ya amenazaban seriamente los totalitarismos, tanto de derechas como de izquierdas.

Alcalá Zamora, exministro de Alfonso XIII fue elegido Presidente.
Era un representante del clásico cacique andaluz, con buena formación jurídica, con una oratoria pomposa y una considerable fortuna en las buenas tierras de la campiña cordobesa.

Priego, que es mi segundo pueblo, fue donde nació, y no Cabra como equivocadamente afirma un gran historiador, se le apodaba “el botas”, vivía en la calle Río, donde hoy está su museo, muy visitado y la gente del pueblo dice que lo único que hizo por Priego fue una cárcel y una endiablada, por sus muchas curvas, carretera que lo unía con Cabra y que iba respetando los cortijos y rodeándolos, por sus lindes.

Se afirma que su nombramiento fue para calmar y tranquilizar a la Derecha que ya estaba, clandestinamente, sacando dinero del país, lo que sólo a medias consiguió.

Pero el verdadero hombre fuerte del primer bienio republicano fue D. Manuel Azaña, un oscuro funcionario pero relevante escritor (ahí están sus Memorias) que era capaz de concitar sentimientos contradictorios al mismo tiempo: admiración y odio.

Alcalá Zamora le encargó formar gobierno y se encontró con 4 grandes problemas enconados, graves y urgentes de solución: 1.- La reforma militar. 2.- Las autonomías regionales, 3.- El problema obrero y 4.- La cuestión religiosa.

Intentó solucionarlos con un gobierno formado por los socialistas, los regionalistas catalanes y gallegos y por su propio y pequeño partido de Acción Republicana.
Los Radicales de Lerroux se autoexcluyeron, tendiendo a formar un bloque con las Derechas.

1.- El problema militar.

La primera medida tomada fue retirar, con su sueldo íntegro, a los militares no identificados con la República, decisión que resultó costosa y, además, en el 36, muchos de ellos se apuntaron al golpe de Estado del 18 de Julio.
Lo que sí se consiguió fue reducir la oficialidad a límites razonables y quedando un ejército más operativo que el que había, con tantos mandando y tan pocos obedeciendo.

2.- El problema autonómico.

La Constitución preveía la posibilidad de autonomías regionales.
El Estatuto de Cataluña era el más problemático porque, unidas las derechas y las izquierdas catalanas, confeccionaron un Estatuto de máximos, pero en las Cortes quedaría bastante recortado aunque se le concedió a Cataluña una amplia autonomía, con un gobierno (la Generalitat), Cortes, ingresos propios, concesiones lingüísticas y Tribunal de Casación (Tribunal Supremo Catalán).

Mucha gente lo consideró atentatorio a la unidad de España.

También los vascos redactaron su propio Estatuto, aunque Navarra se descolgó del proyecto.

El Estatuto Vasco era visto por las izquierdas como un Estatuto derechista y clerical por lo que retiraron su aprobación hasta los comienzos de la Guerra Civil.

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