miércoles, 9 de noviembre de 2016

MI VISIÓN/VERSIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA (16)

Las muertes del Teniente Ruiz y del político y diputado Calvo Sotelo no fueron las que desencadenaron la sublevación (como muchas veces se ha dicho).
Ya estaba todo previsto y preparado porque estaban presentes fallos que si no eran muchos ni muy grandes, sí que estaban presentes.

El sólo previsto “golpe de estado” se transformó en “guerra civil” porque la sublevación no triunfó en Madrid y Barcelona porque, de lo contrario, todo se hubiera resuelto en unos pocos días.
También porque triunfó en Sevilla, de lo contrario el ejército de África no habría llegado a la península y, sin ese ejército, nada podría haberse hecho.

Y eso que el gobierno había tomado precauciones, como multiplicar los permisos a la tropa, por lo que en Julio del 36 los cuarteles estaban casi vacíos.
La Marina, casi toda, era fiel a la República.
La Guardia Civil y los Guardias de Asalto, lo mismo se apuntaban a un bando que al contrario. No estaba definida su posición.

¿Y las masas?
Si el Gobierno no les daba armas, malo, pero es que, si se las daba, serían miles de hombres sin control.

Tanto el Gobierno como los sublevados estaban de acuerdo en una cosa: en el terror como medio de intimidación era algo necesario, y bien que lo pusieron en práctica.

Lo que más se vendió en el extranjero por parte de las izquierdas fue Guernica (incluso en la Expo de París con el cuadro de Picasso) y la muerte de Lorca.

Pero la Iglesia también contribuyó con la consideración de “cruzada” a la guerra civil con la pastoral colectiva del Episcopado español el día 1 de Julio del 37.
¿Fue desafortunada dicha pastoral?

La verdad es que la Iglesia había estado y estaba sufriendo mucho y poniendo sobre la mesa muchos asesinados del clero.

No creo que la Iglesia tuviera, ahora, que pedir perdón de lo ocurrido en la guerra.
Quizá sí tuviera que pedirlo de cómo se comportó durante el franquismo.

La pregunta sobre la República que hoy nos hacemos (y a la que ellos respondieron de manera opuesta) es: si la revolución social era el primer objetivo – como defendían los anarco-sindicalistas o si, como defendían los demás partidos, incluso el partido comunista, lo rpimero y prioritario era ganar la guerra para, sólo después, llevar a cabo la revolución.

A pesar de todo, las colectivizaciones agrarias llegaron a sumar 5,5 millones de hectáreas, casi la mitad del suelo cultivable, y la mayoría de ellas regidas por la CNT y la FAI, aunque también, pero en menor medida, por la UGT.

De todas las maneras, el entusiasmo primero no evitó la frustración posterior, porque la productividad bajó.

Al terminar la guerra el experimento se daba por fracasado.

En la zona franquista ocurría lo contrario: disciplina rigurosa y prohibición de las huelgas, factor nada despreciable para su victoria militar.

Nuestra guerra civil fue una guerra antigua, más parecida a la primera que a la segunda guerra mundial.





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