martes, 24 de enero de 2017

ACOMPAÑANDO A J.L. SAMPEDRO (26) DECADENCIA DE OCCIDENTE (LA NAVE DE LOS LOCOS)

DECADENCIA DE OCCIDENTE (LA NAVE DE LOS LOCOS).

Este sistema económico-social que tenemos/que padecemos o disfrutamos no puede seguir así, no puede continuar, tiene marcada la fecha de caducidad, aunque borrada y no se lea bien.

Es una falacia, es la gran falacia del sistema actual: “creer que puede existir un crecimiento infinito en un mundo finito, creer en un crecimiento económico continuo en un mundo de recursos finitos”

No hay mañana. Sólo el ahora y el luego, pero no hay futuro, esto tiene que acabar y no somos conscientes de ello, vivimos hasta con la esperanza de que no sea así, pero es que ni matemáticamente esto tiene solución, que más pronto que tarde llegaremos a agotar los recursos.

¿Y luego, qué?

Es verdad que desde el siglo XV muchos europeos se embarcaron en cáscaras de nuez hacia lugares desconocidos con la esperanza de nuevos descubrimientos.

Antes, el “mare tenebrosum” tenía un límite, un final, más allá del cual sólo había el “abismo” y de repente se caía en él y se desaparecía.
La tierra, por el Oeste terminaba en España, en concreto en Galicia estaba el fin de la tierra, “Finis-terrae”, Finisterre.

El único motivo para embarcarse en naves sin mucha seguridad era “la riqueza”, por las concesiones reales a quienes descubrieran y conquistaran nuevas tierras, a adjuntar e incrementar el Imperio.

La Iglesia oficial actuaría un siglo después para la evangelización, a través de las diversas Órdenes Religiosas, con la evangelización y propagación de la doctrina católica, pero llevaban, también, para la conversión, el tribunal de la Santa Inquisición, implantada en España por los Reyes Católicos, en 1.478 y a la cabeza de la misma Fray Tomás de Torquemada, y transplantada a América latina un siglo después.

En Méjico y Lima en 1579 y en Cartagena de Indias en 1.610, pero con “sucursales” en el resto de las colonias, con un comisario, los notarios y familiares (delatores oficiales)

Pero no sólo España, las principales naciones europeas hicieron lo mismo, frenando el avance de España.

Esa presencia, laica y religiosa, tan intensa y duradera, de España en América Latina contrasta con la decadencia actual, sin presencia activa en el escenario mundial.

“Por eso nos parece vivir la decadencia de nuestro sistema occidental, al comparar ese ocaso con la explosión vital de su pasado amanecer. Y, pese al progreso técnico desde entonces, parece que la historia está repitiendo la ruina del imperio romano, cuyo solar europeo pasó a ser ocupado por nuevas fuerzas que conducirían al feudalismo y, tras él, el capitalismo actual”.

Sampedro insiste, constantemente, en la decadencia del sistema basándose en la falsa igualdad ante ley, dada la injusta distribución mundial de los bienes del planeta entre sus habitantes.

“Desigualdad que no se ha corregido en todos los decenios en que se viene hablando de suprimir la pobreza”

Diagnóstico negativo de la situación global a poco que se reconozca la aberración de seguir impulsando un estilo de desarrollo insostenible.

La falta de respeto a los Derechos Humanos, el recorte de libertades, los muros de diversos tipos a los que huyen de guerras que otros han provocado, la consiguiente pobreza y tener que huir de la muerte.

La gran mayoría de los inmigrantes “no vienen a” sino que “vienen huyendo de” las calamidades que las potencias mundiales han provocado en sus territorios, incluso apoyando a dictadores corruptos y sanguinarios para mejor poder apropiarse de sus riquezas.

“No me cabe la menor duda de que la ideología económica dominante es un aserto más de la decadencia global. Vivimos la decadencia del sistema, pero la historia no se acaba. Al derrumbamiento del Imperio Romano sucedieron otros acontecimientos que iniciaron nuevas estructuras e instituciones.
La llamada “invasión de los bárbaros” resultó ser una operación quirúrgica (en un cuerpo enfermo) que abrió paso a otros escenarios”

¿Recuerdan lo de “panen et circenses” romano, la comida y la diversión, el ideal de la masa que ahora lo tenemos instalado en Occidente y creando una sociedad a la que no se le coge el pulso moral porque los valores humanos han sido devaluados y sustituidos por chucherías de “divertimento”?

Occidente es ese “barco que se desencuaderna porque los componentes de su estructura social, las subestructuras diferentes, han avanzado y se han modificado a ritmos y en direcciones completamente distintas.
Como resultado: la religión católica ha quedado estancada en el siglo XVII; la economía se basa en axiomas del siglo XVIII; en política la democracia de la Revolución Francesa se ha convertido en una democracia mediática y oligopólica.
Es decir, cada una de estas estructuras funciona a su aire, no encajan, porque la presión para conseguir cada vez más ha influido de manera distinta en cada uno de los sectores y eso produce la descomposición de la sociedad”

Cuando la distribución de  bienes y la cooperación deben primar sobre la apropiación y la competitividad, el capitalismo salvaje recuperado aunque camuflado bajo nombre distinto, sigue pegando dentelladas a sociedades enteras.

La religión dominada por la jerarquía, que no predica con el ejemplo, irrita más que consuela.

Ya nadie quiere ser pobre, ni estar hambriento, ni sediento…Ya nadie quiere ser “bienaventurado” jugando todas las cartas de la suerte a cuando ya no se esté en este mundo.
El “ahora” y el “aquí” son nuestros dos esquemas vitales que queremos rellenarlos con el bien-vivir aunque muchos se conformen con el mero “sobrevivir”.

“Estamos viviendo sobre arenas movedizas…el barco hace aguas por todas partes…los tiburones asedian…Pero ya ocurrió, antes, en la historia: vinieron del Norte los descubridores del hierro y acabaron con la dulzura de Creta. Llegaron los romanos y contaminaron la sabiduría de Atenas y Jonia….el imperio muere de gangrena, el futuro es de los bárbaros: los britanos, los germanos, los godos,…Y también caerán los imperios que nazcan mañana”

No hay más que ir recorriendo la historia para asistir al nacimiento, al desarrollo, a la madurez, a la vejez y deterioro de todo lo que, sobre ruinas anteriores, fue construyéndose.

¿Y nosotros nos creemos que lo nuestro perdurará porque vayamos parcheando el sistema?

“A todo lo que vive en este mundo acaba agotándosele las pilas”


“Pero la Humanidad no se reduce al Navío Occidente, aunque sus pasajeros parezcan tenérselo creído….vuelvo a contemplar con mis propios ojos la variedad y el interés de la flotilla que acompaña al Occidente…. ¿Y ese grande que nos sigue a más distancia, tan ancho y tan atestado de tripulantes….¿no lo adivinas? Es el CHINA y lleva a la quinta parte de la Humanidad….y el otro buque próximo, el INDO, casi con otro tanto….y el otro cercano será el ISLAM: me lo figuro por la media luna de la bandera…una de las grandes civilizaciones de la historia; en nuestra tierra la hemos gozado…¿y en la cola ese buque siguiéndonos penosamente, qué bandera enarbola, mitad blanca y mitad negra?. Son los dos colores de África; ahí navegan todos sus pueblos, con grandes dificultades…América Latina…bajo aparente independencia va en las cubiertas inferiores de Occidente….Y todas esa embarcaciones menores, tan variadas, que van de un buque grande a otro, que se cruzan, se encuentran y se separan…es el tráfico: comercio, turismo, viajes, contrabando,….y migraciones”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario