domingo, 29 de enero de 2017

ACOMPAÑANDO A J.L. SAMPEDRO (30.1) EL DESTINO

EL DESTINO.

¿Es que existe el destino? ¿Nacemos ya destinados o predestinados? Cuando hacemos algo y creemos que los hacemos libremente ¿lo hacemos libremente, porque lo hemos elegido por algún motivo, porque nos ha dado la gana o, por el contrario, estaba ya escrito que íbamos a elegir eso que hemos elegido, aunque nosotros creyéramos que…?

Los astrónomos saben dónde van a estar mañana a estas horas la luna, el sol y el planeta Venus, porque no son libres para orbitar por donde les dé la gana, están determinados a hacerla por esa y no por otra órbita.
Pero si yo, mañana, me voy a Granada a esquiar y en Loja tengo un accidente de coche ¿estaban ya predestinados el viaje que yo iba a emprender y el accidente que me iba a ocurrir?

El destino, como lo opuesto a la libertad, siempre ha sido un problema, también moral y religioso.

Porque si uno no es libre de actuar no es responsable de lo que hace, ni de lo que hecho ni de lo que hará.
Uno sólo puede “responder”, “hacerse cargo” de lo hecho porque era libre de hacerlo o no hacerlo, y si lo hace tendrá que “cargar con ello”, “será responsable” de ello.

El problema mayor es “religioso o teológico”. Si Dios ya sabía, desde toda la eternidad, que yo iba a obrar mal y no podía no haber obrado de esa manera, si eso estaba determinado y no era libre ¿por qué va a tener que castigarme, además con el fuego eterno, si yo, como los planetas y sus órbitas, no podía haber obrado de otra manera, porque eso implicaría la no Omnisciencia y Presciencia divina, lo que supondría una imperfección en Dios, lo que es contradictorio con la idea de “Dios”, infinitamente sabio,….

“No creo que la vida esté escrita con ese sentido árabe del “kismet”. Lo que pasa es que tendemos a hablar de destino cuando lo inesperado incide sobre esa trayectoria o tiene una significación muy profunda para nosotros.
Cuando nos encontramos con algo que nos parece importante o que se corresponde con nuestros más profundos sueños o deseos, una mujer, un episodio, decimos “estaba escrito” o “me estaba esperando”.
Pero esto no significa que haya un guión predeterminado”

El “kismet” árabe es “la volunta de Alá” y que los cristianos rezan “hágase tu voluntad”, “así sea o amén” pero deseamos que “su” voluntad coincida con la nuestra.
“Kismet”, “destino”, “fatum”, “karma”, “suerte”, “providencia”, “fortuna”, “sino”, “hado” “fatalidad”, “ventura”, “acaso”. “estrella”….

He escuchado, muchas veces, “estaría de Dios”, que viene a significar lo mismo, “destino”.

“Se enamoraron durante un viaje que él hizo a la casa de sus padres, y quedaron para casarse. Pues bien, al volver a su trabajo lo atropelló un coche de línea en el mismo garaje y lo mató de una manera tonta.
Después, durante la guerra, la cortejó un teniente. Pues también lo mataron en cuanto subió al frente”

¿El destino o la casualidad? ¿Estaba ya escrito, estaba previsto o han sido dos imprevistos?

Cuando todo sale bien lo consideramos “buena suerte” y si sale mal “mala suerte”, nos tocó o no nos tocó pero podía haber sido todo al revés.

- “Si no frena a tiempo, la mata –sentenció Rogelio trayendo a Don Pablo su habitual café con media tostada.
- Si no frena a tiempo… si el freno falla…si la mujer anda torpe…de eso depende la muerte o la vida. ¿Azar o determinación? ¿Es verdad que ni una mariposa muere sin ordenarlo así la Providencia? Pero el error también puede ser visto como providencial.
Entonces ¿azar determinado”, “necesidad casual”? Así ruedan los hombres y las estrellas”

¿Acumulación de signos?, ¿la marca del destino? ¿Se veía venir?, ¿ha ocurrido lo que tenía que ocurrir?

¡Qué  suerte que fue elegido para el puesto de trabajo¡, ¡Qué suerte el destino en Bruselas¡, ¡Qué suerte que llegó tarde y no subió al avión que se estrelló, nada más despegar¡, ¡Qué mala suerte que, cuando llegó a casa, su mujer estaba en la cama con…!

¿Todo estaba ya escrito, todo predestinado o todo ha sido un cúmulo de casualidades?

Miguelito dio su primer concierto en la ciudad y fue todo un éxito, pero el éxito le arrastró a su Destino: fue contratado para el verano siguiente. Lo llamaron para embarcarle en aquel avión rumbo a los abismos marinos”

¿Estaba ya escrito esta interdependencia de los hechos, que el avión fuera a caer al mar y que él iba a ir en ese avión?

“Los antiguos entendían esta interdependencia poniéndola en manos de designios divinos superiores a los humanos.
Los griegos hicieron del Destino un dios superior a todos los demás, tan antiguo como el Caos.
Lo representaban con los ojos vendados, para no admitir influencias y situándole en un altar con un libro de hojas de bronce donde todo estaba escrito, pasado y futuro. Ni el mismo Zeus podía modificar el Destino. En cambio los hombres actuales se atreven a transformar el mundo según sus deseos o intereses: una pretensión que no puede acabar, si se persiste en ella, más que en el fracaso de la Humanidad. Así lo pensaban los antiguos”.

“Causa causae est causa causati” y así podíamos seguir con una cadena de causas, desde el primer eslabón, causa del segundo y éste del tercero y ése del cuarto….hasta el últimos. El primero unido al último, venturoso o catastrófico, por causas anteriores sucesivas.


¿Esos “y si….y si….y si…”  estaba ya escrita, preescrita, su presencia y era imposible un “si no…”? ¿O todo ha sido efecto de casualidades que han interferido en el proceso?

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