jueves, 2 de febrero de 2017

ACOMPAÑANDO A J.L. SAMPEDRO (32-2) COMPROMISO

“YO NO SÉ VOSOTROS

Yo no sé cómo se sentirá o cómo actuará y se comportará quien vota, milita o es afiliado a un partido concreto cuando se pone el grito en el cielo por las decisiones tomadas y altamente criticadas en los medios de comunicación.

Yo por mi parte, que miro a la izquierda, critico todo lo criticable y loo todo lo loable pero no me caso por nada ni con nadie.
Ni pienso, ni actúo, ni me comporto, ni me identifico con TODO lo que el equipo directivo piensa, dice y hace.

Yo loaría al P.P. si bajara o anulara el IVA cultural y subiera el IVA de los yates de lujo y a los que van de putas, si persiguiera a los que se esconden en paraísos fiscales, si anulara los privilegios de los parlamentarios,…
Yo tendría muchos motivos para alabar al P.P. pero no me deja hacerlo.

Si defendiera a esos jubilados desahuciados y puestos en la calle por el mero hecho de haber avalado la hipoteca de ese hijo que se ha quedado parado y no puede seguir pagando la hipoteca y permitir la avaricia, la rapiña, de los Bancos con esa cláusula suelo, incomprensible.

Y si viera a Rato, a Blesa, a Bárcenas y demás Tesoreros, a muchos de sus parlamentarios,….juzgados y condenados.
Si viera cómo no permite que se le corte el agua, o la luz, o el gas, a esos jubilados con cuya pensión están alimentando y criando a nietos y a hijos en paro y sin recibir prestación alguna.

Pienso en izquierdas pero me siento y soy libre para criticarlos cuando lo considere oportuno o necesario y los alabaré sólo cuando sus decisiones coincidan con mi forma de pensar y de actuar.

LIBRE, INDEPENDIENTE, CRÍTICO

Estos son MIS PRINCIPIOS y, contra Marx, os guste o no, no tengo otros.

“Estando yo con otro profesor, un señor muy riguroso y exigente (y del que no dice su nombre por respeto) se nos acerca un alumno a pedirnos nuestra firma a favor de un alumno expedientado. Yo firmé, pero mi colega negó su firma aduciendo que él no quería estar en ninguna lista.
Entonces el alumno, aplicando la teoría de conjuntos, le contestó muy serio: eso es imposible, porque si no firma estará en la lista de los que no quieren firmar listas”

Y es que, en la teoría de conjuntos, un conjunto y su complementario agotan todo el campo del discurso, al suponer una “disyuntiva exclusiva”.
O estás en el conjunto P (“eres varón”) o en su complementario –P (“no eres varón”)

Toda persona o es varón o no es varón.
Todo profesor o está en la lista de “los que firman” o en la lista de “los que no firman”.
El alumno era de Matemáticas o de Filosofía, pero manejaba muy bien la Lógica de Conjuntos.

“Me detengo un poco en ello porque esto no es solamente una frase ingeniosa.
Ayer me preguntaron por el compromiso del escritor. Y yo decía que siempre está uno comprometido. Si se compromete porque se compromete y si no, porque no se compromete (siempre se mantiene uno, todos, en el ámbito del “compromiso”)
Ante una cuestión determinada o te mojas o no te mojas, pero ambas posturas son la manifestación de tu interés e implicación.
O estás en la lista o estás entre los que no quieren estar en la lista, como le dijo aquel alumno a mi colega.
Ahora intento transmitir esta idea a los chavales de Instituto a los que, en la medida de mis posibilidades, voy a dar charlas.
Me gusta hablarles de economía e ir preparándoles, enseñándoles a pensar por su cuenta, de manera que, cuando vayan a la Universidad y les hablen los catedráticos actuales, sobre todo los que se han formado en Estados Unidos, no se crean el discurso de buenas a primeras”

“Mi mensaje a los jóvenes es que ha llegado el momento de cambiar el rumbo de la nave.
Aunque sus líderes sigan en el puesto de mando y al timón, aunque desde allí sigan dando órdenes anacrónicas, los jóvenes puestos al remo pueden dirigir la nave. Sólo necesitan unirse y acordar que a una banda boguen hacia delante mientras en la otra cíen hacia atrás y el barco girará en redondo poniendo proa hacia un desarrollo humano”.

“Criticar” no es echar por tierra una opinión o una creencia, porque sí. “Criticar” es “clarificar, ver claro, hacer que haya luz para poder mirar y ver las cosas, las situaciones, las circunstancias” y poder decidir y optar voluntaria y libremente.

La mejor manera para ello es ir descubriéndoles, destapándoles, retirándoles la venda o las gafas de color que hasta ese momento les condicionaba y/o les imposibilitaba “ver claro”, saber.

“Nihil volitum, quim praecognitum” (“nada es querido sin que antes haya sido conocido”) –dice el adagio latino.
Querer sin saber lo que se quiere, optar por algo sin saber qué es ese algo, es una insensatez, por no denominarlo “imbecilidad o idiotez”.
¿Cómo puedes querer o no querer algo sin antes saber qué es, para cogerlo, optar por ello o, por el contrario, dejarlo, renunciar a ello?

En boca de uno de sus personajes dice:

“Únete a los tuyos. Habla y siente con ellos” (…) pero para unirse a ellos era precisa la acción. Y, así, volvían a levantarse las voces proscritas, aquellas que sólo se dicen recatadamente…”

La motivación y la empatía, a partes iguales. Para echar fuera el veneno de la conciencia presa y ponerse a andar.

O este otro personaje:

“¿Germán? ¡Qué alegría hace un año cuando reapareció¡. No sabía nada de él y vino a calentarme el alma, aunque no tenga ilusiones, la Idea no va a triunfar, mi hombre lo creía como sus compañeros, “ya verás cuando algún día…”. Son como niños, esta sociedad no se deja, sórdida y cruel…Pero Germán contagia la esperanza, él también confía, ya se desengañará, si le dejan vivir, entre tanto es la luz, llega como el albor del día…Germán me resucita, me recuerda mis tiempos, la lucha en Barcelona, con sus madres en las manifestaciones, en primera fila, Germán contagia, deslumbra su pasión… si cuaja bien y si no, a seguir solos, tirando de la vida…Germán es de los de verdad, los que se dan del todo y todo lo exigen…”

Eso es un líder, no el que manda y ordena, sino el que, viendo el camino, invita a seguir la ruta tras él, que siempre es el primero en afrontar la realidad, esa “sórdida y cruel realidad” con la idea, encastrada en su cabeza, de mejorar la sociedad.



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