viernes, 17 de febrero de 2017

ACOMPAÑANDO A J.L. SAMPEDRO (41-1) LA PALABRA

LA PALABRA

Cuando Aristóteles define al hombre como “zoon logikon” suele traducirse como “animal racional”, y está bien. “Zoom” es “animal o viviente sensible” y “logos” significa “razón”, el hombre es “el viviente sensible que razona”.

Pero “logos” también pude traducirse, puede significar, “palabra”, entonces el hombre sería “el animal que tiene palabra”, “el animal que habla”.

“No tomarás el “nombre” de Dios en vano” – dice el segundo Mandamiento de la Ley de Dios.
Lo que quiere decir es que no uses la palabra “Dios” alegremente, porque usarla es jurar, es poner al mismo Dios por testigo, por lo tanto como “aval” de lo que prometes y eso sería pecado.
En el nombre, en la palabra, va preso Dios. Usar la palabra es usarlo a Él.

La palabra, siguiendo a Aristóteles, es la estrategia humana para hablar, para referirse a las cosas sin estar éstas presentes,

Cuando yo digo que “estoy sentado en la mesa escribiendo en el ordenador” el hombre que oiga mis palabras entiende que “yo (no otro)”, “estoy sentado (no de pie ni tumbado)”, “escribiendo (no cantando ni cocinando)” en “este ordenador (no con papel y pluma)”, no teniendo él que verme ni yo tener que presentarme así.

El hombre ha inventado la palabra como sustituto de las cosas o personas y le basta con usar de ellas sin tener que estar presentes éstas.
Esto supone un avance descomunal.

“La primera gran metamorfosis del ser humano fue cuando adquirió la palabra. Entonces, cuando el simio, el prehombre, adquirió la palabra (desembarazándose de las cosas), se transformó profundamente, se convirtió en ser humano y accedió a la cultura”

El niño, al nacer, es un “animal” o “viviente sensible” (ve, oye, saborea, toca,..) y sólo cuando adquiere el lenguaje comienza a humanizarse, cuando dice la palabra “agua”, para referirse a “una cosa” y sin estar presente la cosa.

Dice el Génesis que Dios tomó a Adán de la mano y fue por el jardín del Paraíso “poniéndole nombre a las cosas”, “nominándolas”, poniéndoles las palabras-pegatinas a las cosas. Y cuando Dios le dijo que comieran de todos los árboles menos del árbol de … Adán ya sabía qué eran los árboles y cual era ese árbol de la fruta prohibida.

La aceleración de “humanización” que va consiguiendo el niño según va adquiriendo el lenguaje, según va haciéndose con él y dominándolo es algo extraordinario.

“La palabra es el resultado de un esfuerzo enorme porque hubo que hacer muchas cosas con los organismos humanos,
Hubo, primero, que ponerse de pie en vez de andar a cuatro patas, porque si no, el cráneo no se podía insertar en la columna vertebral, el cerebelo no encajaba con la médula espinal porque era un ángulo difícil.
Después hubo que alargar el cuello para rebajar la laringe y que quedara una cavidad bucal grande.
Hubo, también, que educar los músculos de la cara, de la boca, para que pudieran moverse y generar sonidos distintos.
Hubo que crear zonas en el cerebro para que escucharan esos sonidos. E incluso los oídos tuvieron que adaptarse a sonidos nuevos.
Una conquista extraordinaria”

Es todo el proceso de “hominización”, la postura erecta, la liberalización de las manos,…y, después, el proceso de “humanización”, ya con la palabra, la cultura, el aprendizaje-la enseñanza,…ir cargando la mochila de las soluciones ya ensayadas y victoriosas por generaciones anteriores para ponerlas en práctica, sin partir de 0.

Y, todo eso, ya con el dominio de la palabra.

En el blog sí he colgado un spot sobre las distintas hipótesis sobre “el origen del lenguaje” (habrá que preguntárselo a Google, que todo lo sabe sobre lo que he escrito).

“Palabra de Dios”, “palabra de honor”, “te doy mi palabra”, “dame tu palabra”…en la palabra va incluida la persona que la pronuncia, es un compromiso, una promesa a la que no puede faltar el que la da.
Sólo después, cuando desapareció la confianza, cuando apareció la desconfianza, cuando ya se dejó de co-fiar en la palabra del otro por el dicho de que “las palabras se las lleva el viento” (“verba volant”) fue cuando se exigía la “palabra escrita”, la “firma” como manera de comprometer a quien había firmado.

“Los diccionarios de uso ponen de relieve la dificultad que encierra la definición de las palabras.
Si nos fijamos bien, las palabras son prácticamente indefinibles, nos podemos aproximar a los significados, pero la palabra nunca está definida con la precisión de una cantidad matemática.

Las palabras tienen resonancias, connotaciones acumuladas con el uso; lo que en un momento tiene un significado, puede luego significar otra cosa, se pueden hacer juegos de palabras.

Fíjense que no hay sinónimos exactos, los significados son parecidos, pero no son lo mismo,
El “campo”, el “agro”, lo “rural”, sí, nos llevan a lo mismo pero se emplea una u otra expresión según las circunstancias”

¿Qué es un diccionario? Es un bucle en el que unas palabras se definen por otras palabras, pero todas ellas están en el diccionario. Unas se definen por otras.
Además la equivocidad y la analogía se suman a la univocidad de las palabras y sólo conociendo en el contexto en el que aparecen podrá saberse su significado.
Los sinónimos no son fotografías de las palabras sino aproximaciones a la misma. Algo así como un cerco a la palabra “para tener una idea aproximada de la misma”, porque una de las leyes de la definición es que “en la definición no puede entrar los definido”.
No puedo definir el círculo como algo circular.

“…quizá esté bien decir “la condición humana”.
Ciertamente no sabemos cuál es la condición humana pero creo que hay algo en lo humano que nos reúne a todos y es justamente la palabra (…) Para mí la palabra es lo que más nos asemeja los unos a los otros. (…) Sí, “democracia” sería otro ejemplo del mal uso de la palabra.
Desgraciadamente, el odio y la salvajada también son humanos, es decir, yo creo que la diferencia entre la palabra y la “no palabra” es importante; otra cosa es que con palabras también se hagan salvajadas”

Ya decían los antiguos que con la palabra se hacían los puentes y se hacían las guerras porque ¿qué son, si no, las leyes que aparecen en el Boletín Oficial del Estado sino “palabras escritas” por las que se permite que…se obliga a….se prohíbe que…?.

¿Qué es el milagro de la conversión del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Jesucristo sino el efecto de la palabra, no de cualquier persona, sino de la persona “con-sagrada”?.

¿Qué ocurre cuando el cura dice “Yo te bautizo en el nombre…”, “yo te absuelvo de tus pecados”, “yo os declaro marido y mujer”…
 Cuando el juez dice: “podéis besaros”, es decir quedáis unidos en matrimonio.
Decirlo es hacerlo




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