lunes, 29 de mayo de 2017

ARISTÓTELES Y EL AMOR (1)

EL AMOR EN ARISTÓTELES

Aunque conozco la variada filosofía de Aristóteles, confieso que no he leído “toda” la obra del mismo, y menos en griego.

Pero del tema del amor y del sexo suponía que sólo podía estar tratado en alguna de sus obras (“Del alma”, las Éticas, la Retórica, quizá en la Política).

Por ejemplo, puesto que el amor es un “sentimiento” debería ser en el “Del alma”, donde escribe sobre las emociones y las pasiones.

Pero en ella no aparece, expresamente, una teoría de las emociones, aunque se encuentren algunos esbozos de ellas dispersos en varios de sus tratados.
Al tratar las pasiones o emociones, en el “Del alma” hace un análisis que está centrado en la relación entre las afecciones del alma y el cuerpo, debido a que el problema del que se ocupa allí el filósofo es si hay algún acto o afección del alma que sea exclusivo de ella, sin relación al cuerpo, y el caso de las pasiones es relevante y le dedica una atención especial, a partir de las teorías más aceptadas en su tiempo.
Sin embargo, en los tratados éticos, Aristóteles se ocupa de las pasiones en el contexto de su teoría de la virtud.

El tema del posible influjo de la razón en las emociones y las pasiones lo trata de manera distinta a como lo hacía Sócrates.

Aristóteles, a diferencia de Sócrates, admite que el influjo de la razón sobre algunas emociones, en particular el deseo (epithymía), no siempre es eficaz o duradero, y reconoce que podemos ser arrastrados por nuestras pasiones.
En tanto que Sócrates supone que lo superior necesariamente gobierna a lo inferior y considera que la superioridad del principio racional entraña su supremacía y hegemonía sobre los apetitos irracionales y la parte concupiscible del alma.

El análisis aristotélico de la akrasia cuestiona dicho supuesto y muestra que en ocasiones el deseo de lo placentero puede prevalecer sobre nuestro deseo del bien (incontinencia por debilidad de la voluntad).

Qué es la “akrasia”

Akrasia proviene del griego ἀκρασία, “a – krasia”, en que el prefijo “a-“ significa negación, privación, carencia de; y el sufijo “-krasia” proviene de “kratos”, gobierno y significa poder, control; por tanto, akrasia significa “carencia de poder, carencia de control”.

Fueron los clásicos griegos los que reflexionaron sobre el tema de si era posible obrar mal, hacer algo malo, cuando racionalmente sabemos que es malo. 

Sócrates sostenía que si alguien obraba mal, si hacía algo malo, era sólo “por ignorancia”, porque no lo sabia, porque si lo hubiera sabido no habría obrado así, de ahí su obsesión por el conocimiento, lo que se denomina “Intelectualismo socrático” (si “sabes” qué es el bien, “obrarás” bien y “serás” un hombre bueno; si “sabes” qué es la justicia, “obrarás” justamente y “serás” un hombre justo; si “sabes” que es la honradez, la sinceridad, la paciencia, la solidaridad,…(cualquier “virtud”), “obrarás”…. y “serás”  un hombre honrado, sincero, paciente,….en una palabra “virtuoso”.

“Saber” conduce necesariamente a “obrar” y de aquí se deriva el “ser” (“Intelectualismo socrático).

Platón, sin embargo, creía que el placer podía dominar la voluntad, y el debate continúa hasta hoy.

Freud, por ejemplo, afirmaría que existe una capa por debajo de la racionalidad (de la conciencia) y de la que no somos conscientes.  Es la teoría del Inconsciente freudiano.
Incluso Freud afirmará que la relación “consciente-inconsciente” es como la del iceberg, sólo el 10% sobresale de la superficie del agua y el 90% permanece por debajo, lo que lleva a afirmar que el 90% de nuestras acciones las hacemos inconscientemente, y sólo un 10% de manera consciente.

De su Metafísica exprimida, mezclada con su Ética podríamos sacar una interesante teoría del amor.

Para esclarecer el asombroso misterio del amor, debe acudirse la escueta descripción que estampó en su Retórica.

Amar es «querer el bien para otro en cuanto otro».

Tres elementos compondrían, pues, la realidad que andamos buscando: 1.- “querer”; 2.- “el bien”, y 3.- “para otro (en cuanto otro)”.


Analicemos cada uno de estos componentes y estaremos en la vía adecuada para penetrar en la naturaleza del amor.

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