viernes, 13 de octubre de 2017

EL MARQUÉS DE SADE: EL AMOR Y LAS MUJERES (2)

Sade escribió: “Todos los hombres, todas las mujeres se parecen. NO hay amor que resista a una reflexión sana”
“Algunos meses de gozo que, pronto, vuelven el objeto a su puesto verdadero nos hace avergonzarnos por el incienso que hemos quemado en sus altares y, a menudo, incluso llegamos a la imposibilidad de concebir que haya podido seducirnos hasta tal extremo”.

No se corta el Marqués:
“! Oh ¡ muchachas voluptuosas, entregadnos vuestros cuerpos lo más que podáis. Follad y divertíos. Eso es lo fundamental, pero huid, sin falta, del amor”.

Sexo por el placer del sexo, no por nada ajeno al sexo mismo.

“Lo único bueno de las mujeres es su parte física” –decía el naturalista Buffon, que no sólo en esta materia era filósofo.

“Repito, divertíos, pero no améis, y tampoco os preocupéis por ser amadas: lo que importa no es extenuarse en la tentaciones, en suspiros, en miradas, en mensajes dulces. Lo que importa es follar, multiplicar y cambiar a menudo de folladores y, en especial, evitar por todos los medios que uno solo quiera esclavizaros, porque la meta de ese amor constante sería impediros que os entreguéis a otro. “Cruel egoísmo que, pronto, resultaría fatal para vuestros placeres”.

La moral de Sade está fundada sobre la soledad absoluta.

Nacemos solos. No hay relación alguna entre un hombre y otro.
“La única regla de conducta es la de preferir todo lo que me afecte felizmente”.

“El mayor dolor de los demás cuenta siempre menos que mi placer”

Todo vale con tal de conseguirlo.

En “Justine” muestra a una pobre niña, acorralada, perdida, destrozada, colmada de golpes….de cementerio en cementerio….golpeada, rota, marchita aplastada, devorada hasta la muerte.
Hace todo lo imaginable y lo inimaginable con las personas y, al final, se mira y no se da miedo.

Es el sadismo, con la racionalización y organización del mal.
Los cálculos forman parte de la erótica. Se disfruta mientras se prepara y al prepararlo, es un “racionalismo morboso”

Es disfrutar del sexo mientras se sube la escalera tocándole el culo a la prostituta.

El sadismo no es la simple crueldad elemental, primitiva, sino la crueldad elaborada, meticulosamente preparad, organizada, y que es lo propio de los libertinos.

Lo que Sade puso en su vida fue sólo un poco de su obra, y no al contrario.

La mayoría de sus libros son fruto de su imaginación y no son descripciones ni recreaciones de sus vivencias eróticas.
No es autobiografía, sino lo que le gustaría haber hecho, no lo que hizo en su vivir.

La única regla que preside las relaciones humanas es la agresión (la agresividad para imponerse) y la mayor agresión al otro es acabar con él, disfrutando de hacer y de conseguirlo.

El libertino goza con la destrucción y no se lamenta de destruir y destruirlo, esa es la característica del sadismo.

“Sed natural de la destrucción”.

Gozar es dilapidar, sin que importe la cantidad, ni la finalidad, mientras se está dilapidando.

En el mundo del sadismo no existe el amor (al menos como lo entendemos nosotros) sólo el placer del sexo y de la destrucción.
El amor es, incluso, un obstáculo al placer.

“No se puede amar lo que se goza porque el goce lleva inevitablemente a la destrucción” y el amor lo impediría o, al menos, lo frenaría.

No hay, pues, que buscar argumentos para justificar los hechos, los hechos se justifican por sí mismos.
Nada de teoría, sólo la práctica.

“El motivo que me lleva a entregarme al mal nace en mí del profundo estudio que he hechos de la naturaleza”.”

“La naturaleza es voraz, destructiva, maligna, devastadora.

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