miércoles, 11 de octubre de 2017

SARTRE: EL AMOR Y LAS MUJERES. CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA (y 3)



Primero intimidar y fascinar, hasta seducir y seducir, pero luego, en vez de vivir el amor, se sueña con él.

“Amar es querer poseer una libertad, pero una libertad que se posee ya no es una libertad real, de donde se deduce que el amor es insensato y. luego, sufrir porque los otros relativizan mi amor absoluto, de aquí la vergüenza que me impide gozar satisfactoriamente de la existencia”

Amar, en el fondo, es agredir corporalmente a la conciencia.

Hay en Sartre un paralelismo entre el sexo y la comida.

“Comía cualquier cosa, en cualquier momento, de cualquier manera” –afirma Simone de Beauvoir.

No le gusta casi nada. Aborrece el marisco y detesta los vegetales. Le repugnan los tomates y la carne. Pero adora la charcutería, el chocolate, los pasteles, el vino y los licores.
Es decir, desprecia los placeres de la mesa.

Los encargos que le hacen las editoriales logra terminarlos a base de café, drogas, whisky, pastillas de todo tipo (200 mgs de anfetaminas, 15 gramos de aspirina, varios gramos de barbitúricos), tabaco (mucho tabaco, hasta dos paquetes diarios y numerosas pipas), vino y licores (más de un litro de alcohol), y cafés y tés….

Desprecia la carne hasta en su vertiente sexual (“es un mal amante”) pero, como buen depredador sexual, busca nuevas presas para alimentar su vanidad de seductor.

Las anfetaminas, que al principio espolean el apetito sexual, con un consumo prolongado de las mismas se produce una inhibición del deseo, hasta llegar a la impotencia.

A pesar de todo, y como gran depredador, se obsesiona por aumentar su cartera de clientas.

En un viaje a EEUU, en el 46, conoce a Dolores con la que pasó dos meses y medio a tope, pero ella no aceptó el reparto y la distribución sartrianos de horarios, con una serie de visitas semanales pactadas.

Otra amante, Arlette Elkäim, periodista, una mujer bella y de carácter dulce, lo cautivará tanto que decide adoptarla y, al final, pasará a ser su heredera.

Otra más en su cartera de clientes fue Evelyne Rey, activista política, que se suicidaría.

Las vacaciones eran a 4: Castor, Wanda, Michele y Arlette.

Comienza a padecer incontinencia, cada vez le duelen más las piernas, no puede andar durante mucho rato, tiene que ponerse una dentadura postiza.
Había perdido la visión de su ojo derecho hacía ya 4 años y es ahora cuando comienza a dejar de funcionar el ojo izquierdo.
A los 68 años queda ciego.

A lo que se suma el proceso de degradación física, la hipertensión, la trombosis, las hemorragias en el fondo del ojo, la fragilidad de las arterias…

Un despojo corporal.
Y, todo, por los excesos y por las adicciones.

Ni leer, ni comer, ni andar, ni poder recibir visitas.
Necesita, constantemente, ayuda, en la que se irán turnando sus amantes y que el quiere rechazar.

Se debilita la relación con Simone de Beauvoir.

Morirá el 15 de Abril de 1.980.

Su entierro fue como el de un Jefe de Estado (con más de 50.000 personas en su acompañamiento).

Simone de Beauvoir morirá el 14 de Abril de 1.986, por un edema pulmonar.

Sus cenizas descansan juntas.


La última obre de Simone de Beauvoir es “La ceremonia del adiós”, en la que se expresan una retahíla de reproches implacables y crueles, lo que criticará otra de las amantes, Arlette, llamándola “cobarde”.

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