lunes, 9 de octubre de 2017

SARTRE: EL AMOR Y LAS MUJERES. CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA. (2)


Esa forma de vivir la pareja, conciliando fidelidad y promiscuidad, intimidad y distancia, amor y deseo (porque nunca vivieron juntos).
Fue un modelo que imitarían generaciones de europeos.

Juntos viajarán mucho y juntos trasnocharán en los locales de jazz de la “rive gauche”.
Era un nuevo modelo de convivencia.

Profesores de Filosofía en Institutos de provincias, y que viven en pensiones, adictos ambos al café y a los tragos largos y que se trataban de “Usted”.

Se pregunta Sartre  si no habría sido descargar el “peso de fealdad” la causa de rodearse de mujeres y seguir buscando más mujeres.

Como el feo Sócrates tampoco Sartre estaba ni contento ni conforme con su cuerpo: “feo, gordo, miope, torpe y con un ojo estrábico” en tanto que Simone de Beauvoir era “una auténtica belleza”.

La primera crisis llegaría por “un amor contingente”

Con una beca en Alemania conoce a Marie Ville, esposa de uno de los componentes del grupo, que le fascina por su “belleza pasiva”, pero al no saber alemán a nivel de conversación…

El segundo “amor contingente” fue con Olga, una exiliada rusa “rubia y pálida, de grandes ojos misteriosos”, exalumna y amiga de S. de Beauvoir. De madre francesa y que fue institutriz de una familia de la nobleza rusa y que acabará casándose con el heredero y de cuya unión nacieron Olga y Wanda,

Sartre y S. de Beauvoir se pelearon por Olga.
“Queríamos construir un verdadero trío” –escribe S. de Beauvoir.

Olga se casará con un alumno de Sartre que, a su vez, era amante de S. de Beauvoir.

También la hermana de Olga, Wanda, sería otra amante de Sartre y a la que mantuvo económicamente durante toda su vida, se veían dos veces por semana y compartían diez días de vacaciones al año.
Sartre le escribió seis obras, actuó en ellas y con cierto éxito y a la que le compraría un apartamento.

Sartre luchaba con la poligamia y su calendario y horario.
Las comidas y las camas las compartía con unas o con otras según fuera un día u otro de la semana, lunes y jueves, aunque martes y sábados era con S. de Beauvoir, los miércoles con otra y los viernes con Wanda.

Y si salía otro amor circunstancial Sartre le buscaba un hueco.

Las vacaciones en una u otra ciudad, con una mujer o con otra.
Se gastaba todo el dinero con ellas (o se lo prestaba), incluso los adelantos de la editorial.

¡Tantos amores y ningún libro sobre el amor¡

El amor implica disputas.
“Cada uno de nosotros quiere que el otro le ame, pero no tiene en cuenta que amar es querer ser amado y que, de esa manera, queriendo que el otro le ame sólo quiere que el otro quiera, a su vez, ser amado…de ahí proviene la perpetua insatisfacción del amante”.

Liberar al otro y liberarse del dominio del otro son los dos momentos del amor.

Primero apropiarnos del la libertad del otro y, en segundo lugar, resistir al dominio del otro.
Es un punto de encuentro entre dos libertades que tienen que asumir su fracaso.

Es el hombre como “pasión inútil” también en el amor.

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