sábado, 11 de noviembre de 2017

ROLAND BARTHES: HOMESEXUALIDAD Y COMPLEJO DE EDIPO (y 2)


Tuvo amistades, como la de Violette Morin, a la que le telefoneaba todas las mañanas y con la que se veía por las tardes y las noches, hablando de todo.

Sus amigos conocen su homosexualidad pero no saldrá a la luz hasta la muerte de su madre, a la que se lo había ocultado para no herirla.

Lo insinúa en su “Fragmentos”, en la letra H: “La diosa H: la facultad de gozar de una perversión (la perversión de las dos H (la homosexualidad y el hachís) que es siempre subestimada.

La ley, la Doxa, la ciencia no quiere comprender que la perversión, sencillamente, hace a uno dichoso. La perversión produce un “más” y me hace más sensible, más receptivo, más locuaz, más distraído. Y es en este “más” donde está la diferencia.
Por lo tanto, es una diosa a la que se puede invocar, un medio de intersección.

Hasta 1.987, en que se imprimió “Incidentes”, su homosexualidad no llegó al público.
“Incidentes” es una especie de dietario póstumo en el que se narran sus correrías nocturnas por París, donde siempre abandonaba el grupo para buscar algo, lo que saliera.
“No lejos de nuestra mesa, otro angelical con sus cabellos largos cortados y con la raya en medio. Me mira de cuando en cuando. Me atrae su camisa blanca, abierta sobre el pecho. Bebe Ricard y lee Le Monde…Acaba de sonreírme…”

En Marruecos había frecuentado los burdeles.
“Gerard quiere mostrarme el camino de la Gacela de oro. Se instala en el automóvil como para hacerme adivinar sus atractivos,… ¿Sabes? Mi aparato está entero…”

Otra vez: “Mustafá está enamorado de su gorra. “Quiero mi gorra”. No quiere dejarla para hacer el amor…”

Sus amigos son, (como ya hemos indicado anteriormente) su familia.

“El secreto de la convivencia está en el “ideoritmo” (de “idios” (propio) y “ritmos” (ritmo)) “propio ritmo” que era el modo de vida de los monjes del Monte Athos, que viven solos pero dependen de un monasterio que organiza encuentros semanales conjuntos.
La soledad de los monjes está a medio camino del desamparo de los eremitas y el cenobismo institucionalizado, una integración total en el convento.

Lo mismo es lo que ocurre entre una persona y sus amigos.

Fue San Benito y su Orden benedictina la que acaba con los “ideoritmos”.

En el anacoretismo el anacoreta vive al margen de las obligaciones sociales, del Estado, del poder y en 1.453 la comunidad del Monte Athos llegó a ser hasta de 7.000 y llegó su apogeo a finales del siglo III y comienzos del siglo IV y fue liquidado por el cenobitismo, coincidiendo la institucionalización del Cristianismo.

R. Barthes afirmará que, también, existe la “anacoresis laica” y señala a Spinoza al final de su vida, cuando se margina voluntaria y ejemplarmente.

La escena de la madre que tira del niño, sujetando su mano, haciéndolo caminar a su ritmo (el de la madre).
Es el poder, que impone su ritmo...

Hablar del poder es hablar de disritmos, de heteroritmos.

El número ideal de un grupo ideorítmico es el 12, como los monjes budistas de Ceilán.
Es el modelo de comunidad utópica, no más de 12, y no como el modelo de los hippys.

A veces un piso compartido puede llegar a serlo.

R. Barthe muere en 1.980 al ser atropellado al cruzar una calle de París, saliendo de una reunión.


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