miércoles, 27 de diciembre de 2017

13.- LA MUJER EN EL FRANQUISMO: EL ANTISEXUALISMO ( y 3)


La esterilidad es considerada como un castigo. Ese fraude generativo representa para ella una humillación, lo que se suma a las muchas veces servidumbre genital y que le crea un complejo.

“No son raros los matrimonios que, antes de ser legales, fueron simplemente ayuntamientos durante años y que, por lo mismo, evitaron los embarazos, y una vez legalizados no consiguieron tener hijos, aun deseándolos” (De nuevo Cónil padre e hijo, 1.967).

Las “funestas consecuencias de…”, “el justo castigo a su perversión”…
¿Para qué hacen falta los curas, si son los científicos ginecólogos los que lo advierten?

Aunque, como en toda regla, haya alguna excepción y se cuestionen los inconvenientes de la necesidad sexual no satisfecha y de las disfunciones de la castidad reprimida.
El derecho al sexo y “a amar” sin perjudicar a nadie, embellece nuestra existencia y satisface una exigencia natural de nuestro ser, que las más de las veces hace depender la armonía en nuestras funciones.
Posee, pues, su poesía y su justificación.

“No es un deber ser madre” y “las familias no tienen por qué ser numerosas” por la alta mortalidad infantil.
Incluso recomienda la esterilización voluntaria si los recursos económicos de la familia no son suficientes para asegurar una buena crianza de los hijos, con alimentación sana, higiene conveniente, educación completa e integral, causando la alegría que hace feliz y estimable la existencia”

El autor razona sobre el problema de la superpoblación, que si se duplica diez veces más por siglo, y si toda la humanidad se volviese tan prolífica, bastarían muy pocos años para llegar a un número tan alto de personas que la humanidad tendría que tomar a cañonazos otro planeta”
(Francisco Cantó: “La mujer ante el problema sexual. Castellón. 1.937)

Pero es la excepción (aunque fuera allá por el año 1.937), la regla general y oficial era otra.

Aunque en otros países la idea de la alegría de vivir y el placer del sexo aparezcan recogida en numerosos textos, en nuestro país, hasta casi la muerte del Dictador no se había superado el antisexualismo.

De lo que no tratan los ginecólogos, en general, durante esta época (lo que sí se hacía en otras naciones) es de temas tales como los métodos racionales del control de natalidad, la masturbación, la interrupción voluntaria del embarazo, las actividades sexuales placenteras, la homosexualidad, la frigidez, la inseminación artificial, la esterilización voluntaria, la educación sexual,…

Y lo digno de señalar es que estos ginecólogos  solían ser los catedráticos de la universidad, en la que exponían los contenidos de sus obras escritas, en los que se manifiesta su ideología, con la influencia consiguiente en sus alumnos que, normalmente, seguirán la línea marcada por sus profesores.

La doctrina católica se manifiesta en sus obras, espiritualizando el sexo y en detrimento de su esencia física y psíquica.

Los esquemas mentales que pueden deducirse de sus obras e instalarse en la sociedad es que la mujer es bella y maternal, pero estúpida, pasiva y frígida.
Una visión de la mujer no sólo conservadora y machista, sino también deformada y falsa por lo que se considera necesaria la educación sexual de los alumnos ya desde edades más tempranas.

Durante la época franquista, en general, la mujer es considerada inferior al varón, biológicamente no está hecha para trabajar, sino para cuidar del hogar, de la crianza y educación de los hijos, y para atender al marido, se considera nefasta la coeducación y la no necesidad de que la mujer estudie algo más allá de una difusa cultura general y temática femenina, cosas inútiles para un trabajo activo posterior.

Las teorías pseudocientíficas para legitimar la inferioridad de la mujer son muy diversas.
Para unos la mujer representa el “endocosmos”, para López Ibor la mujer es un “ser centrípeto”, para otros viene caracterizada por “su angustia reproductiva”, para Marañón y sus discípulos la mujer es “un varón a medio camino”, para otros es “el tercer sexo”, mientras para otros la mujer que estudia o trabaja es “un ser anormal y que puede llevar a la desaparición de la especie humana y a la creación de un tercer sexo en la sociedad moderna”

En el trato y la relación del ginecólogo con sus pacientes siempre muestra una actitud “casi paternal”

Reproducción legítima y ama de casa fidelísima, esa es su misión en esta vida.

No se la reconoce como una persona normal sana sino como una enferma.

Se ve a la mujer como un ser no sólo enferma y enfermable sino también como productora de enfermedades a su marido y a sus hijos.

La menstruación, la menopausia, el coito…no son vistos como fenómenos normales sino como patologías.

Si  se mencionan temas como interrupción voluntaria del embarazo o control de natalidad es para condenarlos, no para estudiarlos.

No he estudiado medicina pero leo que en las universidades españolas se tiende a enseñar más una ginecología-patológica que una ginecología-general.
La verdad es que los autores de libros de ginecología reflejan su entorno social y quienes acuden a sus consultas privadas, mujeres de clase media y alta.
No es de extrañar, pues, el ataque a la mujer feminista, liberada, culta, que trabaja, que no es frígida,…

Los ginecólogos quedan reflejados ellos mismos, sus familias, su entorno,…conservadores y machistas en sus libros.

Y como les hace ver a sus clientes-pacientes que son ellos los expertos en el tema les inculcan/intentan inculcarles su propia ideología.
“Todo es por vuestro bien” – típico consejo paterno.

Naturalmente, la Universidad de Navarra, la del Opus, va más allá todavía.

La verdad es que a los ginecólogos les interesan, profesionalmente, las mujeres casadas, con hijos, el fomento de la natalidad y el ataque a su control,…todo sea por el mantenimiento de la ideología conservadora y por el éxito de sus consultas y sus clínicas privadas.

La España del 76 no era más moderna que la España del 36, incluso menos progresiva y menos integrada a nivel europeo.


Creo, incluso, que la sociedad tenía, de la mujer, un concepto distinto y superior al que de ella tenían los ginecólogos, con sus beneficios crematísticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario