sábado, 30 de diciembre de 2017

15.- LA MUJER EN EL FRANQUISMO: LA MUJER COMO USUARIA (2)


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La mujer como misterio, la mujer como un enigma, como enferma, como maligna, (cuando se sabe que es un fenómeno biológico natural, normal,…)

Pero todavía, si se puede, intenta ocultarse que una está con la menstruación, como si ello fuera una vergüenza.

Incluso la misma palabra, “menstruación” apenas se usa, sustituida por eufemismos: “regla”, “mes”, “período”, “visita del tío Perico o del tío Sam”, “la tía María”, “la prima americana”, “enferma”, “con el flujo”, “la cosa”, “la nostalgia”, “indispuesta”, “el asunto”,…

Durante esos días la mujer no puede hacer esfuerzos físicos, lavarse la cabeza, tocar o regar las plantas, tomas helados, bañarse (precisamente cuando más lo necesita), tener relaciones sexuales, beber agua helada, hacer mayonesa, trasegar vino,…

Los mitos y tabúes, históricos, no han sido totalmente superados y la información o no llega bien o no se la toma en serio.

Es por la menstruación (fenómeno natural) por lo que la mujer no podía ocupar puestos de responsabilidad, ni desempeñar diversas profesiones (jueza, pilota de avión, ingeniera, militar, ministra, presidenta,.. (Fenómenos sociales).

Todavía en los Institutos de Bachillerato, cuando la profesora se enfada, riñe a algún alumno,…se oye (por lo bajini) “estará con la regla”.

Menos mal que el control de natalidad está siendo aceptado mayoritariamente y cuando se ve a una mujer joven con 4 ó 5 hijos, con un año de diferencia, uno piensa o comenta, “ésta es del Opus o ésta es de los Kikos.

Hoy tener hijos o no tenerlos se ha convertido en una opción, no en una necesaria consecuencia de practicar sexo.

Es más, parece como si las mujeres de hoy nunca se consideraran realmente preparadas para la maternidad por ser un vuelco total a la forma de vida llevada en ese momento.

Ella es la que debe optar por ser madre o no serlo, por tener un hijo o los que sean (pero ya no muchos, porque la selección natural que, en otros tiempos, con la alta mortalidad, no sobrevivían la mitad, hoy parece casi un delito dejar morir a un niño, y menos durante el parto).
Hoy, en general, está en la mente de la madre que los hijos que le nazcan son los que va a tener vivos.

¿Y qué decir de las mujeres del tercer mundo que no tienen acceso a la píldora, a la ligadura de trompas, al DIU?
Cuando Occidente ha intentado influir en el control de natalidad de esas mujeres ha sido considerado como una intromisión, de carácter economicista, en culturas no preparadas, ni sanitaria ni culturalmente.

En España, en 1.973, se promocionaba un libro titulado: “¿No matarás? Anticoncepción, aborto criminal y eutanasia”, de pensamiento reaccionario, que hasta el método Ogino era considerado relativamente inmoral y abortador, y cuyo autor era un médico (Antonio Soroa), que fue, nada menos que, Presidente de la Academia de Deontología Médica.
Este señor consideraba que la liberalización del aborto es “parte de la ideología comunista”, del “lodazal al que las nuevas costumbres materialistas nos quieren llevar” y de “los países que viven ya en ese fango virulento”.

A los Centros de Salud, hoy mismo, y sobre todo los lunes, acuden muchas madres con sus hijas adolescentes solicitando la “píldora del día después”.

Todos sabemos de las consecuencias nefastas que, en algunos, varios, casos ha producido la píldora.
Las empresas farmacéuticas promocionan, en competencia, sus marcas y muchas veces las mujeres hacen caso a lo que una amiga que la está tomando le dice, sin recurrir al médico para conocer los efectos secundarios que puedan tener tras análisis previos.
El boca a boca sigue funcionando y puede no llevar a buen fin.

A nadie le extraña que se esté haciendo negocio del control de natalidad, tanto por la profesión médica (el DIU, el diafragma, la esterilización,…) como por la industria farmacéutica (productos que puedan adquirirse sin receta)

Hasta no hace tanto los principales métodos del control de natalidad era el Ogino, la lactancia prolongada, el lavado vaginal tras la relación sexual, y la retirada del pene a tiempo o “marcha atrás”.

Las mujeres que menos controlan son las católicas practicantes, de las zonas más rurales y de las regiones menos desarrolladas, mayores de 45 años y amas de casa que no trabajan fuera del hogar.

La interrupción voluntaria del embarazo (IVE) es justificada por la mujer ante el fallo de los métodos anticonceptivos y como única manera de evitar un embarazo no deseado.

Todos sabemos que, durante mucho tiempo, han sido las mujeres económicamente pudientes las que han ido a abortar a Londres o a Holanda, mientras las económicamente débiles tenían que seguir adelante con su embarazo, por estar prohibido en España.


Yo recuerdo aquí, en Málaga, la clínica de Interrupción del Embarazo del Doctor Sáenz de Santamaría, que lo practicaba, que era juzgado y condenado, y al que los católicos profundos le hacían escraches constantemente.

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