domingo, 7 de enero de 2018

19.- ESPAÑA A PARTIR DE LOS AÑOS 60 (2) LA MUJER

¿Y la mujer?

Individualmente, a nivel particular, vivirá su vida como le dé la gana, pero las leyes no la amparan, porque siguen inamovibles.
Si, en la vida real, cada una puede hacer con su cuerpo lo que quiera, siendo sólo asunto suyo, y que no debe castigarse ningún acto si no perjudica a terceros, eso no queda recogido en la legislación.

En la regulación del adulterio y del amancebamiento la desigualdad entre el varón y la mujer es manifiesta.
Las infidelidades del hombre se ignoran, incluso se permiten, mientras no se llegue al extremo de tener “la manceba dentro de la casa conyugal o, notoriamente, fuera de ella”, pero ponerle un pisito como picadero…
El marido engañado es objeto de burlas pero la mujer engañadora es reputada socialmente como “puta”, con el estigma que ello conlleva, pero la mujer engañada es sólo compadecida.

El varón amante es un “machote”, la mujer amante es una “puta”.

La joven soltera embarazada es una deshonra para sus padres, para los padres del joven sólo ha sido un desliz y porque ella se ha dejado o lo ha provocado, algo sin importancia.

Lo cierto es que de noche, “con nocturnidad y alevosía” eran casados por el cura para que nadie se enterase y acudiese a la misa de boda, sobre todo para ver si ya se le notaba la barriguita y calcular, “a ojo de buen cubero” cuándo fue el encuentro sexual, si el día de la romería o el día de San Froilán, el patrón del pueblo con baile incluido.

Madres que confesaban, con toda sinceridad, que preferían muerta a su hija antes que verla embarazada sin casarse, por la vergüenza del dedo y la mirada acusadora y la risa cínica.
Ella misma, y hasta los abuelos maternos que matan a un recién nacido sin que a ella se le notase la barriga por la apretura de la faja y que la gente no se creía que estuviera embarazada (y conozco casos y cómo el recién nacido, que incluso llegó a ser mi compañero, nació ya enfermo y pronto moriría, siempre con la respiración jadeante, que apenas podía correr porque se asfixiaba, y que siempre mostraba su cara amoratada), y todo para ocultar la deshonra.

Todavía entonces la mentalidad antigua de los mayores pugnaba con el más complaciente modo de vida de la hija o de la nieta.

La juventud femenina comienza a tomar la iniciativa, incluso en asuntos sexuales, porque la sociedad está comenzando a dejar de ser un imperio del sexo masculino.

En mi orla de fin de carrera estamos unos treinta varones, dos monjitas (para sacar el titulo de Licenciadas y poder ejercer en su colegio, al tiempo que se evita la contratación de dos varones licenciados y dos jóvenes que habían colgado los hábitos de monja y estaban reinsertándose en la vida civil, y bien que se les notaba.

Estamos en 1.966.

Sólo el 11% de las jóvenes acudiría a casa de un amigo, sabiendo que está solo, mientras casi un 60% respondieron taxativamente que No y casi un 30% responde que “depende”, queriendo hacer matizaciones, porque el varón sigue siendo visto como un posible agresor del pudor y de las buenas costumbres que, en esas condiciones,….

¿Salir a la carretera en coche o moto con un chico?. Un 33% responde que “No”, “Nunca”; un 24% “Sí” y un 30% “Depende”.

¿Dejarse besar por un chico que no te interesa como novio?. El 90% “No”, el 5% “Sí” y el resto “Depende”.

El 50% deseaba un marido que no hubiera tenido, previamente, experiencia sexual.

Y el 95 % seguiría frecuentando la “amistad” de una chica soltera con hijo pero que llevase “una vida correcta”.

La mujer estaba despegando, pero no volaba todavía muy alto.

¡Qué duda cabe que hoy es más la chica quien busca y requiere al chico, acariciándolo, besándolo o dejándose hacer sin mucho reparo para tener amarrado al muchacho.
No quiere aguardar que él se decida, ni se resigna a la insinuación, sino que propone y manda.

El  hombre moderno, tanto ella como él, sienten la necesidad de estar rodeado de artilugios a los que agarrarse (en estos últimos años la abrumadora presencia de los móviles de media y alta gama, en el bolsillo trasero del pantalón cuando no está en las manos “chateando” ininterrumpidamente, quizá con esa persona con  la que va a encontrase en cinco minutos).

Ver a las parejas, hasta de casados, sentados en un banco o en un bar, cada uno con su móvil, ajeno a la persona (amigo/a, novio/a, marido/esposa) que tiene a su lado es la práctica más habitual.

Las tiendas de artilugios de sexo, las “sexshop”  son, cada vez más, sólo frecuentadas en  busca de aparatos eróticos, por personas tímidas o solitarias que no saben o no pueden tener acceso directo al sexo, sin dinero de por medio.

La pornografía más los objetos eróticos están sustituyendo a las relaciones sexuales.
Ya no hace falta el otro para excitarse y llegar al orgasmo.

El individualismo triunfa y el hombre ya no necesita al otro para llegar a lo mismo.

Los objetos no le causan problemas ni dificultades, algo que sí ocurre/puede ocurrir con una persona.

La sexualidad se mecaniza, se independiza del otro, ya no es necesaria su presencia, existen muchos modos de excitarse y satisfacerse en su ausencia.

Si, hasta ahora, la sexualidad había sido “bipolar” está dejando de serlo.

Solo y con sus aparatos. Éstos sí que son imprescindibles.
Pero los aparatos se venden y se compran. Callan. Sirven. Se pueden tirar. Se pueden cambiar.

El hombre ensimismado y mimado por los objetos de consumo.

Hermetismo respecto a sus semejantes, acaparamiento de objetos. Pérdida de valores trascendentales. Un egoísmo feroz que acecha.


Aspecto consumístico de la sexualidad.

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