martes, 9 de enero de 2018

20.- EL TRABAJO, LA ALIMENTACIÓN Y LOS SEXOS.



Se ha dicho, muchas veces, que el Paleolítico (caza y pesca) fue masculino mientras el Neolítico (agricultura, cerámica y domesticación de animales) fue femenino.

Y no es verdad, al menos no es totalmente verdad.

¿HOMBRE-CAZADOR versus MUJER RECOLECTORA?

Desde siempre se ha dicho que el hijo es hijo de “madre conocida” y, durante la mayor parte de la historia y de la prehistoria, de “padre desconocido”.
Y durante 9 meses la madre ha llevado a su cría “dentro de sí” y, luego, durante años, “fuera de sí” por el instinto maternal, al considerar a la cría como una prolongación de ella y, ya, fuera de ella, porque de ella ha salido.

La supervivencia de la cría dependía de ella, con su alimentación mamaria y las primeras alimentaciones ya no mamarias.
La cría era y dependía de ella, siempre con ella, dentro y fuera de cueva.

Y si el instinto maternal es inmediato ¿cuándo surgió, en el macho-varón, el instinto de paternidad consciente de que esa cría también tenía que ver con él y no con otros?

Pensemos cuando las relaciones sexuales no estaban institucionalizadas y cualquier mujer podía ser abordada por cualquier varón que la dominara y la cubriera.

Pensemos lo que vemos a diario cuando una perra entra en celo y se deja montar por cualquier perro que la aborde, sin elegirlo ella.

¿Cuándo el sexo pasó, de ser “sexo tribal, grupal” (cualquier hembra con cualquier macho, heterosexualidad pura), a ser “sexo social” (heterosexualidad institucionalizada, buscada, elegida y consentida?

Porque, si algo es cierto es que siempre-siempre han sido sólo las mujeres las que han quedado preñadas, las que parían, las que amamantaban a sus crías, las que los cuidaban y las que proporcionaban una primera aculturación.

En todas las sociedades conocidas existe una división del trabajo por sexos y, además, una actividad exclusivamente femenina porque corre de su cuenta la crianza.

Esta separación del trabajo no implica que un grupo realice tareas menos importantes que el otro, sino que es una estrategia social para obtener más éxito en la explotación de los recursos.

“La división sexual del trabajo es otra cuestión fundamental en los principios de la humanidad; es aceptada casi sin discusión e incluso expresada por el orden mismo de la expresión cazadores-recolectores (a partir de ahora recolectores-cazadores).

Actualmente se admite que la recolección de alimentos vegetales, que durante mucho tiempo se consideró de importancia secundaria frente a la caza, constituía la principal fuente de alimentos.”

“Las mujeres RECOLECTABAN frutas, frutos secos, raíces, hojas, rizomas, granos, bulbos, tallos, insectos, setas... Y CAZABAN, además, pequeños animales (lagartos, batracios, pequeños mamíferos...)

Las mujeres proporcionaban el mayor aporte de calorías al grupo, y regularmente, frente a la caza mayor esporádica de los hombres.” 

“Simplemente, mientras el hombre dedicaba más tiempo a la CAZA MAYOR, la mujer RECOLECTABA frutos, vegetales y tubérculos, CAZABA animales menores y, además, naturalmente, amamantaba, criaba y cuidaba de los NIÑOS.

Sería un error creer que desde el punto de vista alimentario, la caza era una actividad más importante o de mayor rendimiento que la recolección. 

Con la natural excepción de los pobladores del Ártico, en el resto de culturas más del 50% de las calorías y las proteínas provenían de fuentes vegetales.

En un estudio de 24 pueblos que existen actualmente, se han obtenido los siguientes resultados: 3 de ellos derivan su alimentación fundamentalmente de la caza, 5 de la pesca, y el resto, 16, de la recolección.

El estudio concluye que las actividades recolectoras que incluyen plantas y moluscos son las más productivas desde el punto de vista alimentario, seguidas por la pesca.

La caza de mamíferos es la fuente más aleatoria y, por tanto, es en general menos importante que las otras dos.

Según otro estudio sobre una muestra más amplia (de 58 culturas) 29 tienen como fuente principal de subsistencia la recolección, 18 la pesca y 11 la caza.

Las conclusiones son que para los cazadores-recolectores primitivos la fuente más segura y estable de alimentación es la recolección, tarea de la MUJER, mientras que la carne proveniente de la caza mayor, tarea del VARÓN, es un suplemento necesario y codiciado, pero aleatorio, y que la mujer recolectora adquiere como proveedora mayor importancia que el hombre cazador.




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