viernes, 18 de mayo de 2018

¿EXISTIÓ, REALMENTE, JESÚS DE NAZARET? (3)


C. Suetonio

En su obra “Vida de los Césares”, el historiador romano Suetonio narró los sucesos acontecidos en los reinados de los primeros once emperadores romanos.
En la sección dedicada a Claudio, hizo referencia a unos disturbios que surgieron entre los judíos de Roma, tal vez provocados por disputas a causa de Jesús (Hechos 18:2).
Suetonio escribió: “Puesto que los judíos constantemente causaban disturbios por instigación de Cresto [Cristo], él [Claudio] los expulsó de Roma” (El divino Claudio, XXV, 4). Aunque culpó erróneamente a Jesús de generar disturbios, Suetonio no dudó de su existencia.

Este escritor romano (años 75-160 d. C.) muestra su conocimiento de Cristo y los cristianos.
Pero Suetonio consideraba a Cristo (Chrestus) como un insurgente romano que incitó sediciones bajo el reinado de Claudio (años 41-54 d. C.): "Judaeos, impulsore Chresto, assidue tumultuantes (Claudius) Roma expulit" (que, traducido, dice: “Claudio expulsó de Roma a los judíos a causa de sus continuos tumultos, impulsados por un tal Chresto”)

En su “Vida de Nerón”, considera a este emperador como un benefactor público por su severo tratamiento hacia los cristianos: "Multa sub eo et animadversa severe, et coercita, nec minus instituta . . . . afflicti Christiani, genus hominum superstitious novae et maleficae" que, traducido, dice: “Bajo éste [su reinado] se reprimieron y castigaron muchos abusos, dictándose reglamentos muy severos [...]

(Nerón) infligió suplicios a los cristianos, un género de hombres de una superstición nueva y maligna”. 

Quizá el escritor romano no comprenda que los problemas con los judíos surgían del antagonismo de los mismos hacia el carácter mesiánico de Jesucristo y hacia los derechos de la Iglesia Cristiana.


D. Plinio el Joven

Fue escritor y gobernador de Bitinia (actual Turquía). 

De gran importancia es la carta de Plinio el Joven al Emperador Trajano (años 61-115 d. C.), en la cual el Gobernador de Bithynia consulta a su majestad imperial sobre cómo manejar a los cristianos que vivían en su jurisdicción.

Le dijo que había intentado obligarlos a renegar de su fe y que había ejecutado a todos los que se negaron a hacerlo.

Agregó: “Quienes repitieron conmigo una invocación a los dioses [paganos] y ofrecieron ritos religiosos con vino e incienso delante de tu estatua [...] y maldijeron a Cristo [...,] pensé apropiado absolverlos” (Plinio el Joven, Cartas, Libro X, XCVI).


Por una parte, sus vidas eran manifiestamente inocentes, no podía probarse ningún crimen contra ellos excepto su creencia cristiana, que le parecía al romano una superstición extravagante y perversa.

Por otra parte, a los cristianos no se los podía desvincular de su alianza con Cristo, a quien celebraban como su Dios en las reuniones tempranas de la mañana.

La cristiandad aparece aquí ya no como una religión de criminales, como lo hacía en los textos de Tácito y Suetonio; Plinio reconoce los altos principios morales de los cristianos, admira su constancia en la fe (pervicacia et inflexibilis obstinatio), que parece remontarse a su culto de Cristo (carmenque Christo, quasi Deo, dicere) y que, traducido, dice: “le cantan himnos a Cristo (casi Dios, según dicen) con perseverancia e inflexible obstinación”.

E. Otros escritores paganos

Los testigos paganos restantes son de menor trascendencia.

.- Luciano, en el siglo segundo, desprecia a Cristo y a los cristianos de la misma forma que se mofa de los dioses paganos.
Hace alusión a la muerte de Cristo en la cruz, a sus milagros, al amor mutuo que prevalecía entre los cristianos.

.- Numenio hace también supuestas alusiones a Cristo, a sus parábolas, al terremoto en la Crucifixión.

.- Celso,  fue un filósofo griego, que vivó en el siglo II.
Su figura transcendió históricamente debido a que escribió una serie de textos contra el cristianismo, escritos y teorías que fueron contestados por el filósofo Orígenes.
Su obra más conocida, el “Discurso verdadero” o “La verdadera palabra” (Λόγος 'ΑληΘής), fue criticada por Orígenes en su obra “Contra Celso”, escrita entre los años 70 y 80 más tarde y gracias a la cual se conserva parte de la obra de Celso.

Se cree que, dada la creciente propagación del cristianismo —ya denunciada por Plinio el Joven—, Celso dirigió sus escritos contra esta religión y en especial para contrarrestar las conversiones entre paganos.
Testifica que, para esa época, los hechos relatados en los Evangelios estaban generalmente aceptados como verdaderos históricamente.

Sin importar cuan escasas sean las fuentes paganas sobre la vida de Cristo, dan por lo menos testimonio de su existencia, y narran sus milagros, sus parábolas, su testimonio de ser de carácter divino, su muerte en la Cruz, y de las características más sobresalientes de su religión.

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