martes, 15 de mayo de 2018

LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS (1)


LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS.

Los evangelios apócrifos son todos aquellos textos religiosos centrados en Jesús que fueron descartados por los cristianos de los primeros siglos, y que no se incluyeron en el elenco de los libros de la Biblia considerados por la Iglesia como auténticos e inspirados.

La palabra “apócrifo” deriva del griego y designa algo que está “oculto” o “escondido”.
Al inicio el término fue utilizado para indicar aquellos escritos que revelaban “verdades” de tipo esotérico a “iniciados”.
Sin embargo hoy, el término se usa para indicar en general los escritos sobre la vida de Jesús no aceptados por la Iglesia como inspirados por Dios ni como norma de fe, a diferencia de los Evangelios atribuidos a Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y que se compusieron en la segunda mitad del siglo I.

Algunos evangelios apócrifos, como el “Evangelio de los Hebreos”, solo lo conocemos por las noticias de los escritores eclesiásticos.
Otros, como el  “Evangelio de Pedro”, nos han llegado muy fragmentados, apenas algunos trozos de papiro, y no añaden prácticamente nada nuevo a los evangelios canónicos.
Otros, como el “Protoevangelio de Santiago”, el “Pseudo Mateo” o el “Pseudo Tomás”, narran datos de la vida de Jesús, de María o de san José que no aparecen en los evangelios canónicos.  

Por ejemplo, del “Protovangelo de Santiago” conocemos la presencia del buey y la mula en la gruta de la Natividad, o el nombre de los padres de la Virgen, Joaquín y Ana.
A menudo están llenos de detalles fantásticos o piadosos.
Por ejemplo, en ellos se recoge la historia de la vara florida de San José (a la hora de elegir o corresponder la mujer casadera) , o el nombre de los tres reyes magos (Melchor, Gaspar y Baltasar), o los milagros que hacía el Niño Jesús, y fueron objeto de inspiración de leyendas y obras de arte durante la Edad Media.

Un ejemplo de esto es el “Misterio de Elche”, en España (El Misterio de Elche es una representación teatral sobre la Dormición, Asunción y Coronación de la Virgen María, que tiene lugar cada año en agosto en la basílica de Santa María de Elche, de forma ininterrumpida desde la Edad Media y que, en 2001, fue declarada Patrimonio de la Humanidad).

Algunos expertos, atendiendo a su contenido, suelen clasificar los evangelios apócrifos en cuatro grupos:

1.– Evangelios de la infancia: narran el nacimiento de Jesús, o los milagros realizados durante su infancia.

2.– Evangelios de dichos: son colecciones de dichos y enseñanzas de Jesús sin un contexto narrativo. La mayor parte de ellos son gnósticos.

3.– Evangelios de la Pasión y Resurrección: intentan completar los relatos de la Muerte y Resurrección de Jesús.

4.– Diálogos del Resucitado: recogen enseñanzas del Resucitado a alguno de sus discípulos.
Estos últimos son típicos de la literatura gnóstica.

El más importante acontecimiento reciente en el terreno de los escritos apócrifos se produjo con descubrimiento por parte de unos campesinos, en un pueblo egipcio llamado NAG HAMMADI en diciembre de 1945, cerca de mil páginas en papiro: 53 textos divididos en códices, cuya antigüedad se remonta probablemente hacia el siglo IV d.C.

Los escritos contenían traducciones originales del griego al copto, que contienen evangelios apócrifos llamados de Tomás y Felipe, un “Apocalipsis de Pablo”, tratados teológicos y palabras atribuidas a Jesús, de claro contenido gnóstico.

A veces el valor de los apócrifos consiste en reflejar la mentalidad del ambiente en el que se originaron, y sobre todo la voluntad de la gente de llenar los vacíos dejados por la sobria descripción de los evangelios canónicos.
Por ejemplo, el “Evangelio de Pedro”, compuesto hacia mediados del siglo II, ofrece, aunque con detalles extraños, una descripción del momento preciso de la Resurrección de Cristo.
El relato refleja la necesidad que tenía la gente, en particular los cristianos ligados a la figura de Pedro, de imaginar el momento que había cambiado para siempre sus vidas y que constituía el centro de su fe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario